Rubén Luis Di Palma nació el 27 de octubre de 1944 en Arrecifes y hoy estaría cumpliendo 80 años. Y nadie puede afirmar que no estaría sobre un auto de carreras. Lo que sí, seguro, manejando cualquier cosa que tenga motor.
Apasionado, distinto, genio, loco de los que no comen vidrio, Luis fue el máximo ídolo de Arrecifes y uno de los mayores del automovilismo argentino. Hay quienes ganaron más que él, pero ninguno que generara tanta atención y admiración.
Hace sólo unos días, en el Concejo Deliberante, su viuda, Tana Di Palma aseguró que “a Arrecifes se lo conoce en toda la Argentina por el apellido Di Palma”, guste o no. Y tiene razón. De nuestra ciudad han surgido muchas personalidades destacadas en el deporte motor que se convirtieron en embajadores de la Cuna de Campeones; pero cuando decís “Arrecifes” en cualquier punto del país, te responden “Di Palma”.
El Loco Luis, aparte de sus excepcionales condiciones como piloto, mecánico y preparador de lo que se pusiera en sus manos, fue el más famoso en la época en la que no había redes sociales, ni siquiera internet; sólo existían cuatro canales de televisión y un par de radios que difundían las carreras. En diarios y revistas fue tapa, en las deportivas y en las demás.
Un personaje inigualable, un sabio de la vida con miles de anécdotas imposible de equiparar, Tristemente, se fue de este mundo muy tempranamente, el 30 de septiembre de 2000, cuando tenía sólo 55 años. No obstante, su legado es imborrable. Justo hoy, la tercera generación de la dinastía que Luis inició, ganó en el automovilismo nacional con su nieto Josito sumando una victoria más en Top Race.
“Resistente al olvido”, es la genial frase que identifica al Loco Di Palma. Y así será por siempre.