Luego de seis meses de congelamiento, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, resolvió este martes otorgar un aumento del 80% en tres cuotas a los diputados nacionales.
La dieta que reciben los legisladores de la Cámara baja, que no llega al millón y medio de pesos netos y es significativamente menor a la que perciben los senadores nacionales, no se mueve desde noviembre del año pasado, pese a la disparada de los precios durante los últimos meses.
Menem se reunió con los jefes de bloques opositores con el objetivo de que respalden su propuesta de aumentar las dietas en un 80 por ciento en tres cuotas, para que no resulte tan evidente.
En Unión por la Patria, la UCR y sectores de Hacemos Coalición Federal pedían que el aumento fuera mayor, como para acercarse a lo que cobran los senadores, pero el riojano se plantó en el 80% para no generar tensiones con el Gobierno nacional, que sigue enarbolando la máxima de que “no hay plata”.
La resolución llevará la firma de Menem en soledad, ya que los bloques de la oposición no quieren cargar con el costo político de un aumento que será “impopular” en la opinión pública.
La controversia sobre las dietas comenzó en febrero, cuando los presidentes del Senado, Victoria Villarroel, y de Diputados, Martín Menem, les habían otorgado a los legisladores de ambas cámaras un aumento del 28%, al cumplir las normas de enganche que tienen las dietas con los sueldos de los trabajadores del Congreso, pero luego dieron marcha atrás antes las críticas que había formulado a esos incrementos el presidente Javier Milei.
En la actualidad los diputados cobran un promedio de 1.600.000 pesos y con este incremento podrían llegar a casi tres millones.
En cambio los senadores cobran un bruto de unos ocho millones de pesos.
Los diputados del interior señalan que sus dietas no le alcanzan para pagar un hotel y todos los gastos que tienen en Buenos Aires y a la vez mantener sus casas en sus provincias.