El último viernes, en el entretiempo del partido entre San Francisco y Todd, la dirigencia del Chacarero le entregó un reconocimiento a Juan Ignacio Gattelet, quien a los 42 años decidió retirarse del arco.
Fue una sorpresa para Nacho este homenaje, ya que todos se ocuparon de mantener el secreto. Ahora como preparador físico de su equipo, por razones laborales no podía estar en este partido contra Todd, ya que había viajado a Pergamino, pero el entrenador, Teto Medina, le insistió tanto para que lo acompañe en el banco, que Nacho hizo un esfuerzo y llegó con lo justo.
Su familia arribó después al Estadio. Nacho ni enterado. Raulito, Marta, María Marta, Francisco, Judit, Guada, Agustín… Pares, hermanos, esposa, hijos… todos estaban allí para ingresar al campo de juego en el entretiempo y sorprender al bueno de José Ignacio.
Walter Martínez le hizo entrega de una plaqueta, acompañado de Enzo Meregalli, Ruiz y otros allegados a Sanfra. El homenaje fue muy emotivo y no es para menos. Todo el Estadio lo aplaudió.
Nacho Gattelet no sólo fue un gran arquero, que actuó en gran nivel hasta su último partido, sino que fue un gran deportista, un ejemplo para los más chicos, pare que sigan el camino de su conducta, su responsabilidad, su compañerismo. Y ni hablar de la clase de persona que es.
“Cuando era más chico, en el fútbol todos me decían que era un gran tipo. Me daba un poco de bronca, no por eso sino porque yo esperaba que me dijeran que era un gran arquero”, dijo Nacho en la trasmisión del partido por la Zero (100.3), medio en broma medio en serio. Agregando que “con el paso del tiempo me he dado cuenta que eso: el afecto, el respeto, es lo más importante y es lo que más disfruto”.
Pero Nacho es todo: un gran arquero y un ejemplo de deportista; aunque nunca podrá evitar que su calidad humana le gane a todo. Y claro que es lo más importante, es de lo que uno nunca se retira.