“Conciéndolo mucho a Pancho, hubiera querido que el partido se juegue. Lo mismo que querría yo si me pasara a mí”, dijo el histórico Palito Galván, muy conmovido por la muerte de quien era su amigo, el dirigente Atilio Malegaríe.
Así lo consideró también la mayoría de la gente del Club Atlético Almirante Brown, que en la tarde/noche del sábado se enteró del fallecimiento de Pancho y debatió si jugar el clásico con Huracán o suspenderlo.
El domingo en el Estadio Municipal el clima fue de tristeza generalizada, especialmente de congoja entre los verdinegros, institución a la que Pancho Malegaríe le entregó gran parte de su vida.
Una bandera pintada en la misma tarde del domingo fue colgada en el alambrado como homenaje y recuerdo a uno de los mejores directivos que tuvo el club en toda su historia, pilar fundamental en su época de gloria de los ascensos hasta llegar a la Primera B Nacional.
Finalizado el empate 1 a 1 en el clásico, los colegas de Arrecifes Like le permitieron al entrenador de Brown, Claudio ‘Tingui’ Burgos, despedir al querido Pancho con emotivas palabras y lágrimas en sus ojos.