Agustín Canapino (Chevrolet) fue tercero en el Super TC 2000 de Oberá, Misiones, y se acercó a la punta del torneo que lidera Facundo Ardusso (Renault).
Pero el piloto de Arrecifes se bajó caliente del auto y no fue al podio, ya que se vio perjudicado una vez más por las sorprendentes decisiones de los comisarios deportivos.
Agustín avanzaba hacia la punta, atacando a los dos Fiat que lo precedían: Bernardo Llaver y José Manuel Urcera. Bastante más rápido que ambos y dando el espectáculo que siempre brinda, Canapino pudo vencer las reiteradas barridas de pista de Llaver y fue por la punta de Urcera, mientras el mendocino lo tocaba de atrás para que no supere a su compañero de equipo.
Urcera también se cansó de tapar ilegalmente al arrecifeño, hasta que Agustín pudo meterle el auto y a la salida de una recta corta comenzó a pasarlo. Pero el de Fiat le cerró la línea y en la curva siguiente no pudo doblar ninguno de los dos. La punta quedó para Llaver, con Canapino pudiendo volver a pista segundo y Urcera, tercero.
No obstante, los comisarios deportivos volvieron a aparecer en escena y le ordenaron a Canapino que le devuelva la posición a Urcera. El de Chevrolet obedeció y fue a buscar pasarlo de nuevo, pero el de Fiat volvió a barrerle la pista en todos lados.
Canapino terminó tercero y muy caliente. Lógico. La mayoría de los espectadores también, ya que de los tres que pelearon por la punta Agustín fue el único que buscó siempre ir para adelante y dio un gran espectáculo. Los dos de Fiat invariablemente practicaron una carrera lenta y defensiva, con el único objetivo de no dejarse superar por un auto más veloz, apelando a cualquier tipo de maniobras.
Los comisarios deportivos siguen matando de a poco al automovilismo, convirtiéndolo en un trencito donde nadie puede intentar superarse y sancionado con “mancha” cualquier maniobra de las que el público disfruta.
El otro arrecifeño presente en el Super TC 2000 de Oberá, Norberto Fontana, llegó undécimo.
Ah, la carrera terminó antes, por tiempo, porque empezaba Mirtha Legrand… Un desastre.