La célebre frase ‘Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña’ fue acuñada en el Siglo XVI, más precisamente en el año 1597, y no fue expresada por el propio profeta musulmán, que vivió diez siglos antes.
Este sentencia pertenece al célebre filósofo inglés Francis Bacon, quien aparentemente no sabía que cinco siglos más tarde un señor de nombre Javier Olaeta gobernaría la ciudad de Arrecifes.
El significado de ese dicho indica que si las cosas no salen como uno quiere, debe tratar de hacerlas por otro medio. Pero se refería a lo bueno, no a lo malo.
Las obras de saneamiento del río Arrecifes, con desmonte incluído, realizadas por el gobierno provincial de Marías Eugenia Vidal en 2017, gusten o no, sirvieron para lograr que muchas familias arrecifeñas dejen de inundarse ante el desborde de nuestro río. Desde allí, apenas un par de veces hubo que recurrir a breves evacuaciones porque las aguas bajaban muy rápido ante eventuales crecidas.
Este fin de semana el río no desbordó pese a que llovió mucho, aunque igualmente hubo evacuados. ¿Por qué? Solucionado un problema, la actual gestión municipal generó otro. Radicó viviendas precarias e instaló a miles de personas a vivir en una zona inundable, al fondo de la Avenida Lavalle frente al río; incluso colaboró con materiales y con la vista gorda para favorecer un asentamiento ilegal.
Lo que se suponía que iba a pasar, finalmente sucedió: hay casas que se inundaron y otra vez hubo que evacuar a las familias. Sin palabras. Y puede ser peor aún.