Es indignante. No se encuentra otro calificativo por la reiteración de la noticia. La cancha de fútbol 5 “La Magia”, propiedad de Guillermo Donnola, sufrió su 16º robo. Sí, leíste bien.
De lo poco que les quedaba por llevarse a los chorros del predio ubicado en la esquina de Pedro Sardi y Ricardo Gutiérrez, en la noche de este martes se robaron tejido del alambrado olímpico y hasta el enorme cartel que tenía en la entrada.
El querido Guille descargó su impotencia en Radio Uno (107.1): “Ya no sé qué más hacer ni tampoco qué pensar. No se justifica ningún robo en ninguna época, pero esta vez es peor. Yo creí que la gente no podía salir a la calle por la cuarentena, y menos en la noche o la madrugada; pero parece que a los chorros se les permite, porque se manejan con todo el tiempo del mundo y sin problemas”.
“Encima, como es conocido y lógico, hace dos meses que no puedo trabajar por la emergencia sanitaria. No me quejó y lo entiendo, porque no se va a juntar gente a jugar al fútbol. Y lo aguanto como puedo, porque yo vivo de eso y hace dos meses que no me ingresa ni un centavo. Pero si sobre eso la policía y las autoridades no hacen nada para que no roben, la situación ya es muy jodida”, reflexionó Donnola.
“Yo no juzgo a nadie, pero veo hechos y ya estoy harto. Me robaron 15 veces, hice la denuncia las 15 veces y jamás se recuperó nada ni se supo quiénes me robaron. Ni una sola vez. Que me expliquen lo que quieran, pero ésta es la realidad. Ahora fui a la Comisaría pero solo para contarles, porque si no capaz que ni se enteran. No quise hacer la denuncia. ¿Para qué? ¿Para perderme dos horas de gusto en la Comisaria? Si ya sé el resultado”.
Y agregó que “no creo que sea tan difícil que los móviles pasen aunque sea dos veces por noche por el lugar, porque no pasan nunca. Al menos los chorros van a ver que pueden llegar a descubrirlos. Pero nunca recibí respuestas de nadie, y he acudido a todo el mundo sólo para pedir poder trabajar tranquilo”.
“Incluso una vez me cuestionaron el lugar donde tengo la canchita. Y está a tres cuadras de la Comisaría y de la Municipalidad. ¿O sea que el problema lo tengo yo? ¿Y dónde tendría que poner la canchita? ¿En mi casa? ¿Me la llevo al patio o al living? La verdad que ya no entiendo nada. Si seguimos así, en cualquier momento me llevan los reflectores y la alfombra del piso. No se puede mas”, concluyó Guille.