Tan sorpresiva e inesperada fue la partida de Alberto D’Angelo que pocos minutos antes estaba en Radio Cultura haciendo el programa que ven acá abajo, el eterno Folcloreando que amaba desde que lo creó hace 35 años.
El Cabezón terminó su audición en el edificio del Balneario Municipal pasado el mediodía de este sábado y salió en su auto rumbo a su casa, seguramente con una infaltable parada previa en su segundo hogar: el Bar Plaza. Pero a escasas cuadras, mientras circulaba frente al Hogar de Ancianos, se descompensó y falleció de inmediato.
El querido Cabezón se fue sin avisar, a sus 69 años cumplidos el 9 de octubre. Nadie lo esperaba, y por eso duele más aún.
“Cantor popular arrecifeño” se definía él mismo, pero era mucho más que eso. Alberto D’Angelo fue un enorme artista, un poeta, un gran productor, un constante creador de éxitos, un incansable batallador.
Con “Las Voces del Viento” marcó una época, la más destacada y resonante del folclore en Arrecifes, su amada ciudad. Y luego continuó con su hijo musical, “Fejumas”, impulsándolo y representándolo.
Tantas cosas se pueden decir del Cabezón que no entran en esta nota. Pero quedará para siempre inmortalizado en el recuerdo de los arrecifeños y será eternamente un ícono de nuestra cultura, perpetuado ya en la Plaza Mitre. Allí desde 1997 se levanta el Monumento en Homenaje al Trabajador Municipal, basado en la letra del poema “Miguel, rey del Basural”, que D’Angelo escribió y convirtió en canción en 1985, dedicado a su vecino Miguel Píppolo, quien en las décadas de 1950/60 trabajó como recolector de residuos con un carro tirado por caballos.
Que en paz descanses, querido Alberto.
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