Marcos Di Palma se mostró muy elogioso hacia Agustín Canapino luego de su cuarto título de Turismo Carretera obtenido este domingo en Neuquén.
El piloto más popular del automovilismo argentino, hoy diputado provincial, aseguró en redes sociales que su coterráneo “ya es el más grande de la historia del automovilismo argentino”. En incluso fue a esperar a Agustín en el recibimiento que le hicieron en Arrecifes.
En Radio Uno (107.1), Marquitos ratificó su afirmación y la argumentó: “No tengo ninguna duda de que Agustín es el más grande de la historia del automovilismo nacional. No lo mido cuantitativamente, porque si vamos a la cantidad de títulos el mejor debería ser Gabriel Raies, y no lo es. De todos modos, yo no sé cuántos títulos tenían ganados Juan María Traverso y mi viejo, Luis Di Palma, a los 30 años. Calculo que menos que Agustín”.
“Agustín es el mejor, el más completo, también por la época en la que corre. Antes había carreras en que mi viejo o Traverso ganaban sacándole una vuelta al segundo. Hoy esa diferencia no existe: el automovilismo argentino, internamente es uno de los más competitivos y difíciles del mundo. Y Canapino concentrado y profesional como lo está desde hace varios años, ratifica a cada paso que es el mejor de todos. Conductiva y mentalmente, no tiene rivales. Yo lo admiro”, destacó Di Palma.
Y recordó cuando llevó él mismo a Agustín a su primera prueba, cuando su padre Alberto Canapino no quería que corriera: “Fuimos a San Jorge a probar un Mégane azul de la Copa Mégane. Agustín se subió, por primera vez a un auto de carreras, e hizo un tiempo de 1m27s4. Luego me subí yo, que estaba en mi mejor momento como piloto, ganando carreras de TC, y pensé que le iba a sacar tres segundos, que era lo lógico. Cuando paré, había hecho el mismo tiempo que él; no lo podía creer. Me volví a subir y salí con el cuchillo entre los dientes, porque todavía podía mejorar un poco, y bajé tres décimas. Terminé haciendo 1m27s1. No pude sacarle casi nada. Ahí dije ‘éste es bueno en serio’. Y recuerdo que de inmediato lo llamé a Alberto y le dije que si no lo dejaba correr, estaba loco. Ahí fue cuando arrancó Agustín. Está claro que no me equivoqué, y me llena de orgullo ver su actualidad y disfrutar de verlo manejar”.