El Taller de Canto Libre y Recreativo que Mariana Dominé dicta en el Centro Vasco de Arrecifes realizó el pasado jueves su gala de fin de año para mostrar ante familiares y amigos lo que han aprendido… o lo que les cuesta aprender. Da lo mismo.
Fueron 36 vecinos comunes de Arrecifes los que cantaron en el salón de la Sociedad Vasca, la mayoría de ellos transitando la segunda mitad de sus vidas. No son cantantes (a excepción de unos pocos con real talento) ni pretenden serlo. Utilizan la música como terapia, como goce, como forma de expresión y desinhibición. En eso trabaja Mariana: en que se animen y disfruten.
Esto que empezó hace unos tres años con un grupo chiquito e íntimo, terminó este 2017 con el salón de la Vasca repleto, lleno de verdad. Lleno de gente y de una fabulosa buena energía, en un hermoso ida y vuelta entre los protagonistas y su público.
Cada uno interpretó un tema, en un variado menú de estilos musicales. Sus compañeros alentaban a quien pisaba el escenario: Sus familiares y amigos disfrutaban y aplaudían, o cocinaban y servían la comida al público; porque no son cantantes ni son solistas, son una comunidad abrazada a través de la música.
No importa si afinan o desafinan, importa que se animan, que juegan, que gozan y se olvidan de los prejuicios.
Fue un espectáculo único, sorprendente. Sencillamente eso.
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