El basquetbolista estrella de la NBA Kobe Bryant murió hoy al caerse el helicóptero privado en el que viajaba. También falleció su hija Gianna, de 13 años, y las otras tres personas que tripulaban la nave.
El basquetbolista, de 41 años de edad, viajaba con otras cuatro personas en su helicóptero privado Sikorsky S-76 cuando se desplomó sobre la ciudad de Calabasas, ubicada en el condado de Los Ángeles, California. Todos murieron en el acto, incluida su hija mayor Gianna María, apodada Gigi.
Tras el accidente se produjo un incendio: el personal de emergencia respondió, pero se informó que nadie a bordo sobrevivió. El vuelo partió desde Orange County y tenía que llegar a El Monte, al Mamba Academy (Black Mamba era su apodo), a observar un entrenamiento, pero en el camino sufrió el accidente.
El sitio TMZ estadounidense confirmó que su esposa Vanessa no estaba en el avión, pero sí viajaba Gianna, la hija mayor. La pareja tenía cuatro hijos: la citada Gianna, Natalia y Bianca y el recién nacido Capri (en junio de 2019).
Bryant edificó una impactante carrera en la liga de básquetbol más competitiva del mundo, al punto de haber sido comparado con Michael Jordan. El escolta se erigió como una leyenda de Los Ángeles Lakers, donde ganó cinco anillos de la NBA, además de obtener dos medallas de oro en Juegos Olímpicos con la camiseta del seleccionado estadounidense.
La cuenta de Twitter oficial del Departamento de Policía de Los Ángeles certificó la información con dos publicaciones: “Confirmamos cinco personas fallecidas, no hay sobrevivientes en el accidente de helicóptero de Calabasas Investigación en curso. Evite el área hasta nuevo aviso”. El mundo del deporte mostró su dolor y asombro ante la noticia. “Desvastado”, escribió Manu Ginóbili en su cuenta de Twitter. “No lo puedo creer… Me siento igual de mal que si hubiera muerto alguien de mi familia… Qué día de mierda…”, agregó Luis Scola. “¡No puede ser verdad!”, apuntó Luka Doncic, la nueva sensación de la NBA.
Nacido el 23 de agosto de 1978 en Filadelfia e hijo del ex NBA Joe Bryant, fue un ejemplo de amor propio y competitividad. En la actualidad continúa siendo el cuarto máximo anotador de la historia de la NBA, solo superado por Lebron James, Kareem Abdul-Jabbar y Karl Malone.
Con sus 196 centímetros llegó a la NBA en 1996, seleccionado en el draft por Charlotte Hornets en la posición 13. Sin embargo, su deseo era participar en una franquicia más fuerte: tuvo el guiño de Jerry West, entonces manager de LA, quien lo veía como un prospecto por el que apostar. En consecuencia, hizo un movimiento de mercado (traspasó a Vlade Divac) y Bryant desembarcó en los Lakers, donde jugó 20 años, con su estilo espectacular, atlético, aunque muchas veces egoísta.
Fue Phil Jackson, paradójicamente el alfarero del mejor Michael Jordan en Chicago Bulls, el que obtuvo su mejor versión. A partir de 2000, en sociedad con el pivot Shaquille O’Neal, marcó una época en la NBA. Ganó el título en 2000, 2001, 2002, 2009 y 2010; terminó dos veces como máximo anotador (2006 y 2007), fue dos veces MVP (mejor jugador) de las finales y uno de la fase regular. Participó en 18 ediciones del All Star Game. Sin temor a los momentos álgidos de los encuentros, siempre se encargó de los lanzamientos en el final de los encuentros cerrados. Se retiró en 2016 ante Utah Jazz, en un choque en el que logró 60 puntos, 23 de ellos en el último cuarto; la cifra más alta de aquella temporada.
Para llegar a ser quien fue tenía una ética de trabajo asombrosa. El portal UK Business Insider había dado a publicidad varios de los tips que siguió para convertirse en una leyenda. Por ejemplo, ya desde que estaba en el secundario, realizaba una sesión de entrenamiento extra… de 5 a 7 de la mañana. Para calentar la mano, jugaba uno contra uno con diferentes adversarios al mejor de 100 puntos. Nadie logró marcarle más de 12 unidades, lo que marcaba su nivel de intensidad también en defensa. Su obsesión llegaba al punto que contaba los puntos de los entrenamientos.
“Me gustaría ser recordado como una persona que cumplió con creces, eso significaría mucho para mí. Eso significa que he puesto muchísimo trabajo y exprimido hasta la última gota de jugo que haya tenido”, supo declarar. El mundo del deporte le reservó el sitial que se merece: el de leyenda.