Los reclamos de vecinos de Arrecifes por la falta de cumplimiento de servicios básicos son numerosos y diversos en los últimos tiempos. Se sabe que el intendente Javier Olaeta decidió dejar de trabajar seriamente tras perder las elecciones internas en agosto último y prácticamente abandonó a la ciudad a su suerte.
El personalista jefe comunal ordenó guardar las máquinas y herramientas del Corralón porque si él no fue reelecto, los vecinos deben pagar por ello. Así, se dejó de trabajar en los espacios públicos, se discontinuó la recolección de residuos no domiciliarios y se ignora todo tipo de reclamos.
La semana pasada, un poste del tendido de la red eléctrica que se advertía que se estaba cayendo, finalmente se cayó sobre un camión en calle Córodba. Desde ese mismo tiempo, además, vecinos vienen reclamando por una situación similar en calle Canadá, pero nadie les da pelota.
Lo único que nos queda es tratar de pasar rápido por ese sector de salida del barrio San Agustín para que no se nos caiga sobre el auto o en la cabeza. Entretanto, se cuentan los días que faltan para que esta desaprensiva gestión municipal finalice su mandato y el nuevo intendente, Fernando Bouvier, asuma la dificilísima tarea de iniciar la reconstrucción de un municipio áltamente endeudado, abandonado y absolutamente sin futuro.