El comunicado oficial dice que “la Dirección de Acción Social de la Municipalidad de Arrecifes informa que entre los días 26 al 29 de diciembre, en la oficina de Acción Social -únicamente a personas que integran los listados- se hará entrega de pan dulce”. Se entrega uno por familia o persona anotada en el listado de carenciados.
En esta época en que se pregona que “muchas cosas han cambiado en este país”, con acciones como ésta se mantiene la cultura estatal de la limosna y de sostener a la gente en la indignidad que reinó en las últimas décadas.
Hacer ir a vecinos a un organismo municipal con la condición de que figuren en un “registro de pobres” y probablemente hacer cola para darles un pan dulce que tiene un valor aproximado de 50 pesos (un remis cuesta $ 40 si viven lejos), es casi como “humillarlos oficialmente”.
Esta situación no es responsabilidad del actual gobierno municipal, que seguramente lo hace con las mejores intenciones, ya que la política de las dádivas viene desde hace muchísimo tiempo en nuestro país. Pero creemos que, al menos, deberían salir a repartirlos ellos y no exponer a sus vecinos a dirigirse a una oficina y esperar para recibir casi una limosna. Es algo que debería terminarse.