En la 108ª edición de las 500 Millas de Indianápolis, disputadas este domingo, Agustín Canapino protagonizó su mejor trabajo desde que compite en IndyCar, demostrando un nivel superlativo, a la altura de los mejores durante las 200 vueltas, en su segunda participación en la carrera más veloz y difícil del planeta.
El de Arrecifes largó 22º y llegó a ubicarse octavo en la vuelta 110, restando menos de la mitad de la carrera. En el giro 133 ingresó a calle de boxes para hacer su quinta y última parada y volvió a pista 18. Con los que aún restaban entrar, en condiciones normales terminaba entre los diez primeros. Pero lo penalizaron y tuvo que volver a entrar a los pits, perdiendo toda chance.
Agustín llegó 22º transitando las últimas vueltas entre los punteros, con un giro menos, al ritmo de ellos, volviendo a demostrar su enorme nivel conductivo. Y literalmente lo paseó durante toda la carrera a su compañero de equipo, Romain Grosjean, quien tiene 11 temporadas, 181 grandes premios y 10 podios en Fórmula 1.
Los argentinos somos mucho de ver fantasmas, conspiraciones en contra, de echarle la culpa al resto. Dejemos eso de lado, pero llama muchísimo la atención la penalización a Canapino. Otros pilotos, en paradas anteriores, hicieron un desastre en la calle de boxes y ninguno fue sancionado. Quizás no sea bueno para la categoría y para los grandes y poderosos equipos, que gastan fortunas, ver que el Juncos Hollinger Racing, el equipo más humilde y con un piloto nuevo y argentino, que viene del turismo, obtiene los mismos resultados o mejores que ellos. Quizás. Seguramente son fantasmas que vemos en medio de la bronca.
Ah! Ganó Josef Newgarden, una vez más.