Guillermo Donnola sufrió el domingo anterior el décimo robo en su cancha de fútbol 5 ubicada en Ricardo Gutiérrez y Pedro Sardi.
Producto de la reiteración de hechos Guille puso rejas, barretas, alarmas, tapó ventanas con ladrillos; hizode todo… Y por eso en esta última ocasión no pudieron llevarse nada pero le causaron importantes destrozos.
Donnola, como cada vez, volvió a hacer la denuncia pese a que sabe que no tiene ninguna respuesta positiva. Pero se volvió más decepcionado aún porque la policía le recomendó como solución “poner un sereno”.
La impotencia es enorme. Guille es una persona muy conocida y todos sabemos cómo trabaja: todos los días del año, humildemente y con total honestidad. Y no puede recuperarse de un robo cuando ya sufre otro. La zona de la cancha no tiene iluminación pública adecuada; los terrenos linderos, que no son suyos, están llenos de yuyos y él mismo se encarga de cortarlos porque son un centro de reunión de malvivientes. Ya ha reclamado a todos a quienes puede reclamar, pero nadie lo ayuda, nadie hace nada y lo siguen robando.