Publicación pedida:
La pandemia, uno de los flagelos que nos toca vivir como sociedad, y sin lugar a dudas la responsabilidad de cada uno de nosotros de cuidarnos y cuidar al prójimo. Y sobre esto no tengo dudas que con ciertas restricciones la Municipalidad pretende cuidarnos y asegurarse que no nos enfermemos. A esto me quiero referir.
Junto a mi esposa tengo un pequeño comercio que es nuestro único sustento. Claro está que no recibimos ningún tipo de plan ni ayuda de nadie. Tratamos de abrirnos camino solos, con el esfuerzo que esto requiere.
El día domingo, alrededor de las siete de la tarde, se presenta un inspector municipal aduciendo que tenía que clausurar nuestro negocio por haber recibido una denuncia anónima, la cual refería que estábamos atendiendo gente fuera de hora; que tenían que decomisar toda la bebida alcohólica y la moto de delivery.
Claro que no encontraron gente ni fuera ni dentro del lugar, pero de todas formas, arbitrariamente, con amenazas y una falta total de respeto por el oficial a cargo del gran operativo que se armó para la clausura del local con cinco móviles, dos inspectores municipales y diez policías tratándonos como delincuentes, acusándonos de algo que nunca sucedió, sin ningún tipo de pruebas ni delito infraganti alguno, nos clausuraron el local.
Claro que contado así parece una simple anécdota, pero el agravante es que ni lunes, martes, miércoles ni quién sabe cuándo vamos a poder abrir nuestro negocio, ocasionándonos un perjuicio económico irrecuperable, a no ser que por el error la Municipalidad se haga cargo de nuestras pérdidas.
Por otro lado, en el mismo momento había juntas en la zona de los quinchos, en campos aledaños, en zonas de la Villa, en fin… por donde uno se pueda imaginar había gente.
Señores, ¿no será hora de revisar a qué se apunta en nuestra ciudad? ¿Qué es lo que queremos lograr? ¿Por qué las autoridades no apuntan a parar de forma directa las juntadas, sin perjudicar a los negocios de la ciudad?
Jorge Córdoba – DNI 23.139.979