Seguras de lo que hacen y del desafío que encaraban, el éxito estaba descartado. Pero la expectativa del público era grande y la ansiedad de las protagonistas aún mayor.
Y Mariana Dominé y Anamari Solanés Dominé lograron superar esas expectativas y ansiedades. Dudas no, porque no había ninguna.
“De a dos” se llamó el concierto, con madre e hija derrochando talento, actitud y alegría sobre el escenario de la Sociedad Francesa, ese ámbito que quedó chico ante la enorme demanda y que obligó a sumarle a la función del sábado, otra el domingo.
El repertorio fue tan variado como selecto. Con Mariana metiéndose en el rock de Anamari y la joven en los clásicos de mamá, demostraron que cuando hay calidad no hay diferencias generacionales.
El público las ovacionó. Y les pidió más. Todas las interpretaciones fueron armónicas, cuidadas, prolijas y con un brillo único, ése que las hace distintas, ése que las hace sentir orgullosas una de la otra.
Claro que mucho aportó al lucimiento de las protagonistas el contar con una auténtica selección de músicos respaldándolas: Billi Vogt, Ariel “Pollo” Ferretti, Christian Rodríguez, Jorgelina Cángaro, Sebastian Rochi y Adrián Charras. Con semejante equipo, “las vascas” le ganaron por goleada al desafío.
Ahora se les presenta un lindo problema: el reclamo unánime de repetirlo.