Lamentablemente lo que preveíamos y adelantábamos, se cumplió. El Tribunal de Penas de la Asociación Pergaminense de Básquet resolvió que la segunda final del Apertura entre Ricardo Gutiérrez y Argentino, suspendida por incidentes generados por los visitantes, debe continuar y a puertas cerradas.
En un vergonzoso y simplista fallo, cargado de parcialidad y que no se ajusta a lo sucedido, la APB favorece claramente al equipo generador de los disturbios, pese a todos los testimonios conocidos que hablaron de una maniobra premeditada de Argentino. Uno de ellos, incluso, del árbitro principal, Luis Aresté, quien declaró públicamente que debieron suspender el partido porque “si Gutiérrez sacaba más diferencia se armaba un desastre, ya que Argentino no se la hubiera bancado”.
Nada les importó a los integrantes del Tribunal, Mauricio Zapillón (presidente) y Rodrigo Ezequiel Morales (secretario), firmantes de la resolución, y fallaron en perjuicio del Club Ricardo Gutiérrez, haciéndoles terminar la revancha en Arrecifes sin público, luego de haber jugado como visitantes con hinchas de Argentino y en un clima anormal, donde el presidente del club pergaminense también amedrentó a los árbitros.
Y como si esto fuera poco, multan económicamente a ambos clubes aceptando que los incidentes se generaron por gente de Argentino pero aduciendo que el partido se suspendió por “una persona de la parcialidad local”, y que la policía contratada fue “insuficiente” y su actuación “ineficaz”.
El partido fue suspendido cuando restaban 5m25s del segundo período y Gutiérrez ganaba 36-19 (el fallo, extrañamente, no señala el resultado) y de confirmar el Tricolor su triunfo, deberá ir a Pergamino a definir el campeonato con público de Argentino, con los violentos en cancha. Un verdadero disparate de la APB.