Tan competitivo como siempre (o más), a Agustín Canapino no le importó que ya tuviera seis campeonatos de Top Race y Mariano Altuna, su rival por el título, ninguno. Este fin de semana, en Paraná, fue por todo desde el inicio, sabiendo que tenía que llegar sí o sí delante del Monito para aspirar a su séptima corona.
Así, ganó las pruebas de clasificación del sábado pero largó mal la final del domingo y de primero pasó a cuarto. Por el contrario, Altuna partió cuarto y saltó a la punta. Quedaba toda la carrera por delante y una parada en boxes mediante. A partir de allí se vio al múltiple campeón en toda su dimensión.
Canapino cumplió una de sus mejores actuaciones en Top Race, por el contexto y las circunstancias. Se puso el cuchillo entre los dientes y fue en busca de su objetivo con el seguro convencimiento de lograrlo. Y le ganó con la cabeza el campeonato a Altuna.
Agustín fue a todo pero sabiendo lo que hacía: siendo agresivo cuando el momento de la carrera lo ameritaba pero previsor en los momentos en los que debió serlo. Siempre pensante, de la primera a la última vuelta.
Su rival, el de Lobería, un piloto de los más talentosos del país pero débil mentalmente, en cambio, fue a todo o nada. Y se equivocó como en la definición de 2016 en Salta, cuando recurrió a un toque también con Canapino y fue sancionado.
Cuando tuvo a Agustín atrás y éste comenzó a atacarlo, Altuna se olvidó de la carrera y eligió el “a todo o nada”. Y fue nada para él. En las dos ocasiones en que el de Arrecifes se tiró a superarlo, el Monito lo mandó al pasto. En la primera, logró evitar el sobrepaso y en la segunda, provocó un toque que pudo dejar a los dos afuera, lo que lo convertía en campeón.
Pero dicen que Dios es justo e intervino en esa maniobra. Altuna terminó con su auto roto por pegarle a la pared (después de cruzar la pista de costado y poder haber generado un desastre) y Canapino pudo sacarlo del pasto y volver a la pista.
Regulando el ritmo para no quedarse sin combustible, el arrecifeño terminó tercero y se quedó con su séptima corona de Top Race, el undécimo título en su trayectoria profesional en el automovilismo argentino, y con sólo 20 años. Un nuevo récord para Agustín, el dueño de la categoría y de la consideración general como uno de los tres mejores pilotos del país.
Ganó Franco Girolami y Josito Di Palma fue segundo, en otra gran labor de un arrecifeño.