Muchas veces las víctimas de un robo se quejan de lo que tarda la Policía Científica en ir a hacer un peritaje. Esta vez volvió a ocurrir: desde que descubrieron lo que pasó en la mañana del domingo, hasta bien entrada la tarde, los jóvenes que sufrieron un robo en una casa para estudiantes no pudieron tocar nada de la escena.
La situación paralizó el ritmo habitual que hay en el Centro Universitario de Arrecifes en La Plata, en una antigua propiedad situada en 46 entre 1 y 115.
“Escuchamos los ruidos de que alguien entraba, y como estamos en una época en la que muchos vuelven de vacaciones con bolsos y valijas, no les dimos importancia. Después supimos que eran los ladrones”, explicó una de las chicas que allí vive. A las 5 de la tarde seguía con el pijama puesto: no pudo ni acercarse a su ropero.
Para los ladrones fue un movimiento relativamente fácil. No tuvieron que forzar la puerta de entrada, que había sido abierta unas horas antes como es la costumbre entre esos estudiantes. Ya eran más de las 10 de la mañana de ayer.
Después, llegaron hasta dos habitaciones en la planta baja, repletas de pertenencias de valor de varios huéspedes.
Al parecer, los delincuentes eligieron los cuartos en donde estuvieron seguros de que no los descubrirían.
En efecto, de esa manera consiguieron apoderarse de tres computadoras, plata, ropa y otras pertenencias. Fueron en total cinco personas las afectadas.
Si bien no se esforzaron en ser silenciosos, los intrusos sí se preocuparon porque nadie los viera. Una vez que tuvieron lo que habían ido a robar, se alejaron rápido. Aquellos ruidos que apenas si fueron advertidos por un par de estudiantes fueron luego atribuidos al paso de los delincuentes.
EN SHOCK
La novedad del ataque circuló rápido entre los estudiantes. Muchos se quedaron shockeados. Inclusive, hubo una chica que necesitó recibir un chequeo médico en el lugar, porque estaba visiblemente nerviosa.
Por eso fue que en el operativo, además de policías, trabajó personal del SAME.
“Al principio no reaccionábamos, pensábamos que no podía ser cierto”, explicó una de las damnificadas.
La calma reapareció de manera gradual a medida que fueron pasando las horas.
Los estudiantes esperaron pacientes a que llegaran los efectivos de la Policía Científica, pero ningún agente de esa división fue al lugar, a más de siete horas de informado el caso. El miedo se terminó transformando en fastidio.
Fuente: El Día de La Plata