El sujeto actuó con absoluta tranquilidad. Al parecer, tenía todos los movimientos calculados, porque se metió en una casa a las 8 y pico de la mañana, a plena luz del día, y estuvo mucho tiempo adentro, con todo el tiempo del mundo.
El hecho ocurrió este sábado en una vivienda ubicada en calle Brasil entre Cuba y Nicaragua, en el fondo de barrio la Cumbre. La mujer que vive allí se fue a trabajar y al rato llegó su madre, que cada tanto aparece por el lugar para cuidarle la casa a su hija y darle de comer a los perros. Pero la señora se retiró y este chorro entró.
El ladrón debe ser muy chiquito físicamente porque se metió por un espacio de escasos centímetros entre una reja y el techo. Y después cruzó otra reja por entre los barrotes. Se robó $ 5.000 y un reloj. Y desenchufó todos los artefactos eléctricos, antes de darse cuenta que por el lugar donde había entrado no podía sacarlos. Además, tuvo suerte: los perros estaban durmiendo afuera en una galería.