Se llama Fausto Morosine, tiene apenas 6 años de edas y nació en Arrecifes siendo hincha de Racing Club. Es que en su familia todos son de la Academia y él adquirió esa pasión por el equipo de Avellaneda.
Fanático del fútbol, Fausto se la pasa todo el día con la pelota y ha mostrado condiciones para este deporte desde la escuelita de fútbol de Obras Sanitarias, con Pato Luján como entrenador.
Mientras el nene juega, sus padres siguen todo lo que acontece en Racing a través de las redes sociales; hasta que un día vieron que había una prueba para chicos de categoría 2017, justo la de Fausto. Mandaron un mensaje para averiguar cómo y cuándo era, y consiguieron llevarlo un día en que su papá, Facundo Morosine, no trabajaba.
Allá fueron papá y mamá, Antonella Amarillo, para vivir esa experiencia con su hijo. Si andaba bien, bárbaro; y si no, estar un ratito dentro de Racing ya era suficiente premio.
Pero ocurre que el pequeño, nacido el 14 de junio de 2017, pasó satisfactoriamente la primera prueba y lo convocaron para una segunda. En esta última, ya lo hicieron hacer trabajos futbolísticos diferentes a lo que él esta acostumbrado en Arrecifes; y también conformó.
“Bueno, si quieren vuelvan. Invitamos a Fausto a jugar un amistoso para Racing”, les dijeron a los papis. Y obvio que allá fueron. El partido fue contra Villa Lugano, vieron a su hijo disfrutando con la camiseta albiceleste, hacer un gol y destacarse en su primera experiencia “oficial”. Alguna lágrima de emoción se les cayó.
Tras ese partido, otra vez le pidieron que regrese. Ya entraba en la etapa final de pruebas. Fueron tres más, donde varios profesores analizaron al nene desde todo punto de vista: cómo se para, cómo se mueve, cómo se desenvuelve en el aspecto humano y demás. Lo que lo diferenció es que maneja las dos piernas por igual, maneja la pelota tanto con la derecha como con la zurda.
Habiendo superado ya seis prácticas, Racing decidió ficharlo. Un verdadero sueño. De los 11 chicos que fueron a la primera convocatoria, sólo quedaron dos. Eso sí: les aclararon a los padres que tienen que llevarlo dos veces por semana a entrenar y los sábados a jugar. Un esfuerzo enorme para su familia, tanto de tiempo como económico.
Fausto ya integra el equipo de su categoría y jugó dos partidos. Es muy pronto hablar de una proyección, porque él es un nene y le gusta jugar a la pelota, donde sea. La vida y su crecimiento determinarán su futuro. Recién empieza la escuela primaria y tiene todo un mundo por delante. Pero el primer paso está dado y salió perfecto.
El deporte, en especial el fútbol, es tan lindo que cuando se siente con pasión, es inevitable soñar verlo algún día en Primera con la camiseta de sus amores. Es algo muy pero muy lejano; no obstante, por soñar todavía no hay que pagar.