Hay una premisa básica en el periodismo que es no hablar en primera persona. Y mucho menos de lo que le ocurre al que habla o escribe. Eso ya deja de ser interesante para el lector, que generalmente busca informarse sobre acontecimientos o protagonistas que lo rodean.
Escribir en primera persona debe ser algo excepcional y ante un motivo que lo torne casi inevitable. Y ya que empecé a hacerlo, les cuento que no me gusta para nada y en estos casos hasta me pone mal. Pero me han empujado a ello hasta considerarlo inevitable, después de pensarlo mucho y consultarlo con otras personas.
No escribo esta nota por mí, por Fernando Svaluto, ni por un problema particular. Lo hago porque lo considero un hecho grave institucionalmente, protagonizado por la Municipalidad de Arrecifes (que también es mía y tuya, si sos de Arrecifes y estás leyendo) y que afecta a gente que trabaja conmigo. Y en mi carácter de responsable de Diario Noticias de Arrecifes y de Radio Uno (107.1), dos medios que humildemente considero importantes para la información de nuestra comunidad; no porque quienes los hacemos seamos buenos sino porque laburamos las 24 horas del día los 365 días del año. Le ponemos mucho esfuerzo, responsabilidad y dedicación.
¿POR QUÉ LLEGO A ESTE PUNTO?
Desde hace un tiempo el intendente Javier Olaeta se manifestó (no ante mí sino que lo hizo a terceros, varios) muy molesto y ofuscado conmigo, por algunas de mis opiniones sobre hechos su gestión (siempre me expreso e informo sobre de gestión, nunca sobre cuestiones personales porque no corresponde ni me interesa). Pero a Javier lo irrita mucho que no se concuerde con él.
Hemos sufrido agravios, intimidaciones, destratos, humillaciones y faltas de respeto constantes a nuestro trabajo. Yo ya estoy curtido en esto y trato de dejar pasar estas cuestiones. Incluso muchas veces traté de entender al Intendente, que está en un lugar muy difícil (y más en medio de una pandemia que estresa), con innumerables presiones, y por supuesto se puede equivocar, se puede salir de su eje, como todo ser humano. Todos podemos tener un día malo y reaccionar en forma inadecuada. ¡Cómo no lo voy a entender si yo soy la persona más imperfecta que existe! Me he mandado millones de cagadas y todavía lo hago, tratando de aprender con el paso de los años y que cada día sean menos. Y me he mandado más aún en lo personal que en lo profesional. He pedido millones de disculpas y todavía me faltan pedir varias. Y no soy nadie. Imagínense un intendente, con las responsabilidades y presiones que tiene.
Incluso por eso de dejar dejar pasar, a veces fui injusto con personas que trabajan conmigo, que más de una vez han sufrido esas situaciones de nuestro intendente y sí se han visto afectadas, porque no tienen los años ni los golpes que ya tengo yo en esto.
¿Por qué ahora escribo y antes no lo hice? Porque, como dije antes, me empujaron a esto. No fue una mala reacción ni un mal día, ni dos ni tres. Es un plan premeditado de Javier Olaeta, quien nos puso en el lugar de enemigos y se propuso “sacarnos de la cancha”, “destruirnos”.
RESUMEN DE LOS ÚLTIMOS HECHOS
Un día un colega me comentó: “Me dijeron que van por vos” (hablando de la cúpula municipal). Yo me reí, lo tomé como una gracia, como una anécdota más de este folclore que permanente e históricamente nos tiene a los periodistas en idas y vueltas de enojos y desenojos con los gobernantes.
Pero no. El que venían por mí era literal. Así, el Intendente en persona y por intermedio de algunos de sus funcionarios, comenzó una tarea de ataque a todo lo que tuviera que ver conmigo en el plano laboral. Y también han intentado con lo personal.
Todos saben que puso una radio. Y no muchos saben que puso un portal publicitario para comercios. Intentó armarse un sistema de medios propio para “independizarse” de la prensa local y construir su propio relato. Con recursos económicos y humanos de la Municipalidad, claro. Era una estrategia “no de enfrentamiento” con los que trabajamos y vivimos de esto. Incluso bromeaba: “Ehhh, no te gusta que te compitan”. No era eso. Primero, porque no compiten, porque no han tenido éxito. Y segundo porque no nos parece que una Municipalidad tenga que competir contra sus vecinos que laburan. No es la tarea de un Estado, entendemos humildemente.
Como eso no les dio resultado, comenzaron a visitar auspiciantes nuestros “invitándolos” a dejar de publicitar en nuestros medios y pasarse a la página de anuncios de la Municipalidad. “Nosotros te hacemos el aviso gratis”. O lo mismo con la radio, a través de interpósitas personas: “Yo te cobro mucho más barato que ellos”.
Tampoco tuvieron éxito con esto porque la gente no es tonta y sabe dónde hace una publicidad.
Con estos dos planes frustrados, el Intendente decidió ir por más y ya en forma directa. La estrategia fue ahora hablar con personas que trabajan conmigo y proponerles que dejen de hacerlo, realizándoles mejores ofertas económicas y apelando a otras maniobras. En algunos casos lo logró, debemos reconocérselo. En otros, no. Igual nos callamos y seguimos. Nos reestructuramos y terminó resultando para mejor.
Si algo hay que destacarle a Olaeta es su empeño, su tozudez. Por eso no bajó los brazos ante una nueva falla en su intento de “sacarnos de la cancha”. Y acá llega algo más grave aún.
LA GOTA QUE DESBORDÓ
Sostener un medio de comunicación (y más dos) cuesta muchísimo esfuerzo fundamentalmente en Arrecifes, donde todo se hace casi “en forma artesanal”. Tenemos que “echar el centro e ir a cabecear” y convertirnos forzosamente en “especialistas en todo”. Cualquiera de mis colegas lo pude decir. Ustedes no imaginan el sacrificio que todos los que somos responsables de un medio en nuestra ciudad (grande o chico, no importa) tenemos que hacer. Las 24 horas atentos a lo que suceda: sacamos fotos, escribimos, publicamos, cubrimos policiales, política, deportes, vamos a conferencias de prensa, a accidentes, a salidas de bomberos, entrevistamos, grabamos, desgrabamos, hablamos con vecinos, recibimos cientos de mensajes a diario, muchas veces mediamos entre ciudadanos y autoridades. Renegamos, siempre. Porque ninguno de nosotros se hizo rico con esto.
Nuestro trabajo se solventa vendiendo publicidad. E históricamente la Municipalidad fue y es el auspiciante más importante (económicamente hablando) en casi todos los medios. Todos los Estados (municipales, nacionales y provinciales) tienen la obligación de difundir sus actos de gobierno; y eso es lo que compra la Municipalidad: el espacio y, en nuestro caso, el trabajo para publicar en el diario y difundir en el diario el material que nos envían (que es mucho) corrigiéndolo para que sea entendible.
Generalmente existe un criterio equivocado de los gobernantes locales (de éstos y de los anteriores y anteriores y anteriores): “Te damos la publicidad. Te pagamos. Te hacemos un favor”. No, nada de eso. A nosotros “no nos dan nada”. Primero que no es dinero de ellos sino del pueblo. Y segundo, que pagan por lo que compran, por la difusión, por nuestro trabajo. Lo que les cuesta entender es que las opiniones no están en venta. Eso se llama libertad de prensa, de expresión, y es innegociable, constitucionalmente.
Gracias a Dios y a mucho esfuerzo, como dijimos, a nosotros nos va bien. Para poner en contexto de lo que hablamos, te vamos a mostrar las estadísticas de Alexa.com, una empresa del grupo Amazon que audita todos los sitios de internet a nivel mundial y nos ubica como el diario más leído no sólo de Arrecifes sino de todo el norte de la provincia de Buenos Aires, incluidas grandes ciudades como San Nicolás, Pergamino y San Pedro, por ejemplo.
Y en la radio, la Uno (107.1), también nos va muy bien. Pese a ser de los más nuevos, peleamos el segundo lugar en audiencia con otras radios colegas con las que competimos sanamente y que nos exigen mucho porque lo hacen muy bien. Y decimos el segundo lugar porque la más escuchada en Arrecifes es la News, sin dudas. Bien merecido lo tienen Cristian Gattelet y Pablo Cullen.
Contamos esto para reforzar la teoría de que no “nos dan”. Defendemos nuestro trabajo porque consideramos que lo vale y podemos certificarlo.
Pero el Intendente en los últimos días decidió no pagarnos más porque no está de acuerdo con lo que informamos.
A la Municipalidad le facturamos a mes vencido. O sea, en los primeros días de octubre presentamos la factura por los servicios periodísticos de septiembre en nuestros medios. Habitualmente a mediados de octubre tendríamos que haber cobrado. La gente de Tesorería, siempre muy amablemente, tiene la gentileza de llamarnos cuando está disponible el cheque. Este mes eso no sucedió. Esperamos hasta la última semana y, como llegaba fin de mes, empezamos a averiguar. Nadie sabía nada de nuestro pago. El resto de los medios habían cobrado.
Nos dirigimos al Palacio Municipal y recorrimos el circuito habitual de una factura que presenta un proveedor. El sistema ahora está digitalizado y nuestra factura había desaparecido. Nadie la tenía, nadie sabía nada, pero los empleados por supuesto no tenían nada que ver.
Llegamos a este viernes 30 de octubre, último día del mes, en que por mensajes logramos saber lo que estaba ocurriendo. Me informaron desde el Municipio que “tu factura está retenida”. ¿Retenida? ¿Qué significa eso? Y me ampliaron. “Está parada. Me dijeron que tenés que hablar con Juliano Carbonaro” (si no, no vas a cobrar). Por supuesto que no hablamos, porque no corresponde, no hay nada de que “hablar” al respecto. Sí podemos hablar amablemente de miles de otros temas, claro.
Si esto no se llama apriete, extorsión, ¿cómo se llama?
PERSONAL A JAVIER
Javier: No te hablo en tu calidad de intendente sino del Negro que conozco de toda la vida. Sinceramente, ahora te desconozco. A mí podés hacerme lo que quieras porque entiendo las reglas del juego y tampoco soy ninguna víctima. Por ahora tengo espaldas para bancármela. Pero, ¿sabés qué? Con lo que hiciste perjudicaste a gente que trabaja conmigo, que gana dos pesos, estaba esperando cobrar a fin de mes y no pudo cobrar todo porque vos decidiste “retener” una factura porque no te gusta lo que decimos. Y como toda empresa (o emprendimiento, como quieras llamarlo) tenemos una organización presupuestaría que vos, caprichosamente, decidiste alterar.
Hace 25 años que trabajo y vivo del periodismo. He tenido la suerte de poder hacerlo y lo voy a seguir haciendo. Trabajé con gobiernos de todos los colores políticos y a todos los niveles, y siempre me sostuve y lo voy a seguir haciendo porque nunca dependí de ningún favor político. No tiene sentido que sigas en esta pelea que planteaste vos, porque yo hago mi trabajo, no me dedico a pelear. Jamás, en 25 años, me pasó algo así.
Nunca fuimos amigos vos y yo, pero nos conocemos casi desde que nacimos y siempre te tuve un gran aprecio. Nos criamos a una cuadra. Yo en calle Irlanda casi Italia, en la peluquería de mi abuela y de mi mamá, y vos en la otra esquina, donde siempre viviste, en Italia y Stegmann.
Te conozco, conozco a tu familia. Sé de los valores con los que te criaron y de la madera que estás hecho, la mejor. Son todos buena gente, honesta, de laburo. Sé que no te ha sido fácil llegar adonde estás y lo tenés merecido. Te has sobrepuesto a muchas cosas difíciles en tu vida, en lo personal seguramente más difíciles que manejar una Municipalidad. Y siempre saliste airoso porque sos un luchador incansable.
Sé que me “acusás” de trabajar con Marcos Di Palma. Y sobre esto te digo dos cosas. Uno de mis tantos trabajos, para los que me formé, es la comunicación política, y lo sabés porque lo hemos hablado. Por eso, donde me contratan, trabajo, para el partido o el político que sea (tengo mis límites pero me los autoimpongo yo, porque soy medio loco). Pero en el caso de Marcos no es político. Siempre voy a trabajar con él porque es mi amigo, casi mi familia. Lo hago ahora que puedo cobrar algo (no te creas que mucho, para nada), porque me lo merezco, porque laburo un montón, no soy ñoqui ni vivo del Estado, y lo hice cuando Marcos y yo estábamos “secos”, vendiendo gorritas o fotos. O gratis. Repito: porque es mi amigo y lo banco, sé lo que es y estoy orgulloso de él, no del diputado.
Te cuento una anécdota de miles, ya que estamos: en alguna oportunidad viajábamos a las carreras, él en un Clío gris que tenía y yo en un Duna rojo. Era la época del Supercart y a Marcos no le alcanzaba la nafta para correr la final. Le sacamos toda la nafta al Duna mío y se la pusimos al Torino de carrera. A la vuelta, volvimos con él empujándome con el Clío a mi Duna por la ruta. Y lo volvería a hacer una y mil veces, porque Marcos siempre estuvo cuando lo necesité como amigo. No es la plata lo que me mueve. Trabajo en política pero yo no juego. Si no, me hubiera presentado como candidato alguna vez. Total, ha llegado cada uno…
Y sabés que no juego en política porque en 2015 trabajé (dentro de mi función) con Tana Di Palma como candidata, cuando vos le ganaste legítimamente. El voto del pueblo es sagrado, te convertiste en Intendente y quise que te fuera lo mejor posible. Pretender lo contrario era como querer incendiar mi casa, si yo vivo en Arrecifes, mi familia vive en Arrecifes, y esta ciudad es tan mía como tuya y de todos los que la habitamos. Y sabés que me puse a tu disposición y colaboré en todo lo que pude. Porque cuanto mejor te fuera a vos, nos iba a todos.
Vos también, como Intendente, te portaste muy bien muchas veces conmigo. Las pocas veces que te pedí algún favor, me cumpliste sin dudarlo. Era la época en que se podía hablar con vos, en la que escuchabas y respetabas al otro. Ahora lamentablemente ya no, al menos en mi caso.
De hecho, en 2017 voté tu lista, con Paqui Bóveda a la cabeza. Y en 2019 voté por tu reelección (en las PASO, porque en las generales yo no estaba en el país). Esto me costó el enojo de otros amigos o conocidos que iban como candidatos en ambas elecciones, pero no me importó porque yo voto lo que quiero y considero que hiciste una muy buena gestión en tus primeros cuatro años.
Pero con el respeto de siempre te digo que ahora no te veo así. Por eso digo que te desconozco. Considero que sos un buen tipo. No sé qué te pasó ni qué te pasa. No sé… Quizás el equivocado sea yo y estoy dispuesto a hacer la autocrítica que sea, pero no me lleves más a una pelea que yo no quiero tener. No estoy para pelear, estoy para hacer mi trabajo. Y no es un tema de plata, es una cuestión de respeto. Sos mi gobernante y el de 35.000 arrecifeños. Y sigo queriendo que te vaya bien porque todos dependemos de vos.