En febrero de 2014, Carlos Ripoll y Juan Manuel Pellegrini, presidente y secretario respectivamente de la Mesa Directiva de la Liga de Fútbol, renunciaron a sus cargos. “No vamos a ser títeres a los que los manejen”, dejaron trascender, por conflictos que mantenían con algunos delegados de clubes. Como presidente interino de la Liga, entonces, asumió Juan Kussrow, entonces vicepresidente. Luego los convencieron y volvieron.
En septiembre de 2015, Pellegrini, uno de los hombres más valiosos de la conducción liguista, volvió a renunciar, ya en forma indeclinable.
En febrero de 2017 venció el mandato de Ripoll, quien “aguantó” hasta terminarlo pero no quiso saber nada con continuar. Costó encontrarle reemplazante y finalmente se eligió al ex árbitro Roberto Baratini, quien llegó acompañado por Marcelo Puente.
Baratini duró justo un año, porque en febrero de 2018 también dimitió, junto con Puente (secretario), aparentemente por discrepancias con los delegados.
En su reemplazo asumieron Adrián Lattanzi (Villa Sanguinetti), Domingo Alfaro (Palermo) y Daniel Muñoz (Obras Sanitarias) que pasaron a conformar la nueva Mesa Directiva provisoria, hasta tanto se convoque a una asamblea de elección de autoridades.
Lattanzi quedó como presidente, acompañado por Marcos Valor (vicepresidente) y luego con el regreso de Juan Manuel Pellegrini, convocado por el propio Lattanzi, como presidente del Tribunal de Penas. Pero duraron poco, ya que el último 3 de julio también tomaron la decisión de irse.
Al día siguiente fue elegido el nuevo titular interino, Alcides Carbajales, junto con Matías Aguilera en la Vicepresidencia, continuando Amílcar “Quico” Malegaríe en la Secretaría. Pero duró apenas 21 días, ya que hoy también renunció.
Si bien todos los que se fueron hablan de egoísmos, conflictos, y coinciden en que “así no se puede trabajar”, ninguno profundizó realmente en cuáles son los problemas puntuales que provocan que, casi invariablemente, nadie dure en la conducción de la Liga de Fútbol de Arrecifes. Está claro que la situación es grave, porque tantas renuncias no son casuales, pero por el momento no parece haber cambios de fondo. ¿Algún día se sabrá la verdad, si la hay?