En el callejero de Toronto, fecha 13 del campeonato de IndyCar, Agustín Canapino debió abandonar en la vuelta 6 de 85 por un toque con Scott Dixon que lo mandó contra la pared y su auto se rompió. Fue una gran frustración, debido a que largó desde el puesto 10 y con grandes posibilidades de lograr su mejor resultado en la categoría.
“Toque de carrera”, lo calificó el arrecifeño. Y es verdad. “Tuve un contacto con Dixon mientras luchábamos por la posición. Fue una situación muy desafortunada, pero nos tocamos un poco y perdí el control del coche en una parte ajustada de la pista. Realmente es una pena porque estábamos en una buena situación este fin de semana, pero es parte de las carreras”, explicó.
Agustín viene mostrando muy buenos trabajos parciales pero no logra redondear un resultado importante, por las más diversas circunstancias. ¿De quién es la responsabilidad? De nadie. Es parte de la adaptación.
Muchos se preguntarán: “Ya tuvo un año de adaptación en 2023, ¿necesita otro año más?” Sí, claramente, porque se trata de dos etapas bastante diferentes.
La primera temporada de Canapino en su vida en un monoplaza, y de máxima potencia, y en escenarios desconocidos para él, variados entre óvalos, callejeros y autódromos tradicionales, le demandó tener que “amigarse” con esa complejidad. Recién en las últimas carreras del año pasado sintió que podía exprimir el Dallara-Chverolet del Juncos Hollinger Racing al máximo. Hasta ahí se manejó con prudencia y lo hizo muy bien; de hecho, se destacó como debutante en la categoría y todos lo vieron y lo elogiaron.
Este 2024 encarna otro ciclo de adaptación diferente, tanto para el piloto como para el equipo. Y es adquirir la experiencia de pelear en pista directamente con los mejores, con los más experimentados que tienen muy claro el manejo de ese centímetro para ir o no al roce, para tirarse en un frenaje, para hacer valer “la chapa” de cientos de carreras y varios triunfos sobre sus espaldas.
Ya con el pleno control de su auto, la tarea de Agustín ahora es exprimirlo hasta la milésima y adquirir los “vicios” de las grandes estrellas para la pelea mano a mano en competencia. No es lo mismo dejar diez competidores atrás en su temporada debut que luchar con éxito entre los 10 primeros. Tampoco lo es para su equipo, que recién este año se mezcla casi de igual a igual con las enormes estructuras de IndyCar. Los riesgos son mucho más grandes.
La impaciencia de los hinchas no maneja los mismos tiempos que la realidad. Pero el Titán y el JHR están a la altura de las circunstancias. Todo lo demás que se hable, son especulaciones. Sólo hay que analizar que Canapino está ganando y perdiendo contra su mayor referencia: su compañero de equipo, Romain Grosjean, en el mismo nivel. En Canadá, hasta empataron en la milésima el tiempo de clasificación. La única diferencia, y no menor, es que el francés corrió once años en Fórmula 1, con 181 grandes premios disputados y diez podios. En IndyCar, tiene 60 carreras sobre sus espaldas y cinco segundos puestos como mejor resultado. Ahí está toda la explicación. Agustín está bárbaro; el resto, es tiempo.