Nota de semanario El Tiempo de Pergamino
Mercedes (Porcel de Moroni) es una vecina de nuestra ciudad que, desde su infancia, tuvo claro cuál era su objetivo: bailar. En una vida sumamente en armonía con la música, hoy, a sus 80 años, cuenta con una larga trayectoria en nuestra ciudad abocada al arte, donde se convirtió en una gran referencia del folclore en Pergamino.
En diálogo con SEMANARIO EL TIEMPO, nos detalla más acerca de su niñez, cómo es su vida cotidiana y de cómo continúa intacta su pasión por la enseñanza.
¿Qué la motivó a introducirse en el mundo de la danza?
Desde muy pequeñita empecé con esto. Nací en Pergamino y a los 3 años me fui a Córdoba con mis padres hasta los 18. Mi padre fue folclorista y mis hermanos hicieron la carrera de danza folclórica argentina, por lo que me uní a ellos. No se si enseñar era lo que me gustaba, sino que a mi me gustaba bailar. Anteriormente a ello, bailé muchos años danza clásica.
¿Cómo fue unir-fusionar distintos estilos?
Aunque son dos cosas totalmente diferentes, la danza clásica me ayudó para poder entender mi cuerpo, qué sucede con la persona cuando se introduce en ese mundo o en el de la danza contemporánea.
En Córdoba, a nivel universitario, latinoamericanos estudian allí porque se enseñan muchas danzas originarias de nuestro continente, además por la calidad de la educación y por ser gratuita. Es por ello que, simultáneamente, trabajé con danzas de México, Perú, Bolivia, Venezuela, Costa Rica y Chile.
¿Cómo fue su retorno a Pergamino y cómo fue su profesionalización?
En el año 62, volví con mis padres por cuestiones laborales y ni bien llegué me puse a enseñarles hockey a mis amigas. En Córdoba era la capitana del equipo y aquí fui la primera maestra junto a Montiel, Stachiotti, Alfredo Roca y a muchos profesores de educación física.
Además, desde el primer momento que me animé, tomé la decisión de dedicarle mucho trabajo a la escuela de danzas. Primero empecé con jóvenes y luego con adultos.
¿Con respecto a las competencias cómo se fue dando?
Siempre fui y sigo siendo muy competitiva. Tiempo atrás, iba a todos los certámenes de las sierras cordobesas, el Certamen de La Cumbre es uno de ellos, donde participaban todas las escuelas y academias de todo el país. Durante mucho tiempo hice ese trabajo y cuando los alumnos se hicieron adolescentes, empecé a competir en Cosquín, una hermosa experiencia.
Para ello, trabajamos muchas horas durante todo el año. Siempre digo que no podemos dejar nada para último momento.
También fui la creadora y directora del Cuerpo Municipal de Danzas, que me convocó Hugo Ramallo (director de Cultura en ese entonces) donde estuve 22 años. Con el Cuerpo llegué junto con el grupo de adultos de la Casa de la Cultura, con el cual hicimos una unidad y ganamos el Cosquín.
¿Considera que cumplió todas su metas o le quedan cosas por concretar?
Todavía tengo mucho hilo en el carretel porque una de las prioridades de mi vida es viajar. Me encanta andar, conocer gente, culturas, comidas típicas y lugares, por eso me queda mucho por hacer y recorrer.
Con respecto al trabajo, mientras esté dando clases, voy a seguir con cosas por concretar, con el objetivo de llevar a mis alumnos a lugares y a experiencias desconocidas. Todo movimiento dentro o fuera de Pergamino son experiencias por concretar.
Además, quiero destacar en esta nota y agradecer a los padres de mis alumnos que siempre los acompañaron y apoyaron de forma incondicional, como también a mí. También a La Vidalita, al Cuerpo Municipal, la Casa de la Cultura y a las autoridades que siempre acompañaron y me dieron una mano enorme.
Tengo gratitud por toda la gente de la ciudad que siempre empujó hacia delante, me siento querida.
En fin, sigo dando clases porque me hace bien bailar y manifestar todo lo que siento y lo que sé, soy muy feliz. Soy una apasionada de la música y de la danza.