En la última sesión del Concejo Deliberante, este miércoles, se produjo un hecho inhabitual: en tres asuntos que se trataron, el bloque Cambiemos votó dividido.
Uno fue cuando Unidad Ciudadana pidió repudiar la publicación en Facebook de la presidenta del Consejo Escolar, Alesia Toimil, que decía: “De algo hay que morir, dijo un militante de La Cámpora y salió a buscar trabajo”. Cambiemos rechazó esa propuesta pero Gustavo Picoy se abstuvo, considerando que la acción de Toimil estuvo mal.
Otro proyecto de Unidad Ciudadana fue proponer que durante 2019, en toda la documentación oficial del Concejo Deliberante, se incorpore la leyenda “Centenario del Nacimiento de María Eva Duarte de Perón”. Lo aprobaron todos los concejales a excepción de Paqui Bóveda, Martín Reddy y Valeria Di Giovanni.
Y el tercero fue el referido al rechazo a los reiterados aumentos de tarifas, también presentado por Unidad Ciudadana. De Cambiemos, siete concejales propusieron enviarlo al archivo pero Estela Terrado y nuevamente Picoy se abstuvieron.
Sobre este tema, el ex intendente Gustavo Picoy habló en Radio Uno (107.1):
“No es votar dividido, es manifestarse dentro de las normalidades que cada individualidad tiene dentro de un espacio político. Es lo rico que puede tener Cambiemos, la inteligencia de aceptar al otro tal con su pensamiento. Vi muy bien que las autoridades del bloque nos permitan que cada uno tome una postura propia sobre determinado tema”, resumió. Y añadió:
“Esto indica que el Concejo Deliberante no es una escribanía. Si bien en Cambiemos tenemos mayoría, somos nueve miembros con opiniones propias. Claro que dentro de esas diferencias hay una conducta partidaria que debemos respetar, pero uno puede abstenerse o no frente a determinadas situaciones”.
Picoy quiso dejar un claro mensaje: “La defensa irrestricta de las ideologías es un problema que ha tenido la Argentina a lo largo de toda su historia. En las desavenencias siempre han ido la mitad para un lado y la mitad para el otro sin permitir la creatividad de ideas. Cuando a una persona se la empieza a halagar y halagar, sin marcarle los errores, se empieza a confundir y a cometer equivocaciones institucionales”.
El intendente de Arrecifes en el período 1999/2003 consideró que la del miércoles “fue una de las mejores sesiones que tuvo el Concejo Deliberante en los últimos tiempos”. Y fue autocrítico con el Cuerpo Deliberativo: “Es de muy bajo rendimiento en general, de acuerdo a mi criterio”.
Respecto de no acompañar el rechazo de su bloque al homenaje a Eva Perón, Picoy argumentó: “En la sesión destaqué muchísimas cosas buenas de Eva Perón, como también podría haber hablado de muchas otras que no me gustaron. Pero no es momento, a 100 años de su nacimiento, volver a una diatriba histórica de pensamientos idealizados para seguir enfrentándonos. Yo quiero construir. Si a mi edad tengo que volver a lo que me enseñaron del radicalismo y antiradicalismo, el peronismo y antiperonismo y el conservadurismo y anticonservadurismo, no habré evolucionado nada y no estaré conduciendo a nada. Hoy la sociedad tiene muchas falencias problemas de salud, de trabajo, de inversión educativa, y de eso tenemos que ocuparnos. Si seguimos pensando en esos viejos tiempos, quedaremos estancados y no podremos darles soluciones a los vecinos”.
Y esta vez citó al general Juan Domingo Perón: “Perón lo dijo muy claro: ‘El 2000 nos encontrará unidos o desunidos. Y nos encontró desunidos’ (N. de la R.: En realidad, la frase de Perón fue ‘El 2000 nos encontrará unidos o dominados’). Ricardo Balbín saltó aún más la grieta cuando murió Perón y en su entierro dijo: ‘Vengo a despedir a un amigo’, cuando lo habían metido preso y demás”.
“Si nosotros, que políticamente somos la oreja de una hormiguita en este pueblo, no aportamos a romper la grieta y construir, no servimos para nada como seres humanos. Si seguimos peleándonos por ideologías, lamentablemente este país nunca va a salir adelante”, sentenció.
En su extensa entrevista por Radio Uno (107.1), Picoy fue duro con parte de su espacio político: “Nosotros, en nuestro espacio, también tenemos miopes políticos, burros políticos, que si no lo quieren ver que no lo vean… Yo voy a seguir trabajando desde el Concejo para romper esa grieta y para no dejar de reconocer lo que está bien del otro lado y marcar lo que está mal de mi lado”.
Consultado por la molestia que generó en algunos integrantes de Cambiemos su postura diferente de la mayoría del bloque, Gustavo fue contundente: “A quienes se molesten o se enojen no los tengo ni en cuenta. Repito: no tengo ni en cuenta lo que puedan decir o no. Yo soy parte de un bloque al que respeto pero estoy con la sociedad en general”.
Picoy tampoco anduvo con vueltas para dejar claro su apoyo al Intendente, aunque disparó por elevación a personas de su entorno: “Si Olaeta se equivoca voy a tratar de decírselo. Hay dos formas de hacerlo: en forma privada cuando te reciben o públicamente si no tenés esa posibilidad. Mientras siga trabajando con esta fuerza y esta dedicación que muestra, lo voy a seguir acompañando; pero cuando nos apartemos de lo correcto, tampoco tendré problemas en no acompañar. Hoy estoy respaldando incondicionalmente la reelección de Olaeta”.
“El Intendente está permanentemente luchando contra miles de dificultades para poner el tren arriba de la vía. Lo estoy acompañando porque está generando una muy buena acción en la población, más allá de cosas que me gustan y otras que no. Hay falencias y errores de gestión, por supuesto, pero nos va a permitir que en un segundo mandato se puedan corregir.
Muchas veces no es cuestión de un Intendente. Hay colaboradores que no acompañan los tiempos del Intendente. En política lo más triste de todo son los miopes, los mediocres que le dicen todo que sí, los que le chupan las medias a un dirigente, permanentemente. Siguen la zanahoria, cuando en la verdadera política hay que ver la olla completa para obtener una buena comida. Los chupamedias del gobierno de turno no le hacen nada bien”, remató.
Para finalizar reconoció que “mi gestión como intendente, entre 1999 y 2003, fue quizás la gestión más difícil de Arrecifes y del país. Y nos equivocamos como los mejores del mundo, pero lo hemos aceptado y reconocido. El presidente Macri hace un culto del reconocimiento de errores. Aún en cosas que no me gustan, no ha tenido problemas en aceptarlo e ir para atrás cuando consideró que se equivocó”.