“Arrecifes y la vuelta de su gloria”, tituló el diario deportivo Olé este miércoles en su edición electrónica. Y destaca en el encabezamiento de una extensa nota: “Conocé la historia de vida de Guillermo Donnola, futbolista arrecifeño que volverá a jugar a en Primera a los 47 años. Sufrió un accidente que le quitó un ojo y tiene artrosis en una rodilla, pero para él no existe imposible y no hay barreras que lo puedan detener en este sueño”.
Guillermo Donnola es un nombre prácticamente desconocido en el ambiente futbolístico nacional, salvo en Arrecifes, donde es considerado por la mayoría como uno de los mejores jugadores nacidos en esa ciudad; incluidos el consagrado Pablo Zabaleta y el recordado Julio César Saldaña, ex Newell’s, Boca Juniors y la Selección. Incluso, muchos lo ubican por sobre ellos en valoración de talento.
Justamente con Saldaña, Donnola debutó en la primera división local jugando para Huracán de Arrecifes. Ambos tenían apenas 14 años. Tres temporadas más tarde, en un amistoso que las inferiores de Newell’s fueron a jugar a la pequeña localidad bonaerense, Jorge Bernardo Griffa dijo “quiero a esos dos”. Eran el 8 y el 10 del Globito arrecifeño.
Por un accidente automovilístico y luego la pérdida de uno de sus ojos, Guille (como todos lo conocen) tuvo que abandonar prematuramente su carrera como futbolista. Hoy, con 47 años de edad, “con un ojo menos, artrosis en una rodilla y fumando dos paquetes de cigarrillos por día”, como aclara él mismo, se entrena en el mismo club que lo vio surgir para volver y retirarse allí en el Torneo Apertura 2016 de la Liga de Fútbol de Arrecifes.
En el ambiente local la noticia causó una especie de revolución, ya que quienes lo vieron jugar coinciden en que “no hubo otro con su magia” y además es una persona muy apreciada por su calidad humana. Y un auténtico personaje por su forma de vivir y de declarar, corriendo todos los límites sin que nunca caiga mal lo que dice.
SU PASO POR NEWELL’S
Donnola emigró a Rosario para jugar en La Lepra entre 1986 y 1987. No llegó a Primera, pero jugó en cuarta división con integrantes de la generación dorada rojinegra: el propio Saldaña, Fernando Gamboa, Mauricio Pochetino, Jorge Theiler, Fabián Basualdo, el Galgo Dezzotti, el Negro Zamora, Alfredo Berti y otros. Incluso, tuvo el privilegio de ser titular en el equipo en el cual Gabriel Batistuta esperaba en el banco de suplentes que Guille dejara el campo de juego. Un día, producto de su particular personalidad, armó los bolsos y decidió volverse a Arrecifes porque extrañaba a su mamá. Literalmente. “Batistuta me debe su carrera a mí”, bromea. “Si yo no hubiera extrañado tanto las milanesas de mi vieja, Gabriel no hubiera llegado”, comentó entre risas.
Griffa viajó dos veces a Arrecifes a charlar con Donnola y su familia, tratando de convencerlo de que regrese a Ñuls. Pero no hubo caso. Por ese tiempo, encima, un accidente automovilístico le produjo serias heridas que lo pararon por un tiempo. En el verano siguiente (1987/88) volvió para jugar un torneo de fútbol reducido en la ciudad de Carmen de Areco, donde peleaba el campeonato con un equipo del Lobo Cordone. Allí, un golpe le hizo perder la visión en un ojo, que años más tarde debieron quitarle para colocarle una prótesis.
EL RETORNO
Guille ya no pudo jugar más oficialmente, aunque nunca dejó de mostrar su enorme talento en “canchitas de cinco”. De hecho, vive de lo que trabaja en su propia cancha de alquiler. Hoy, limitado físicamente por todo lo descripto, se anima a volver en el club de sus amores “para jugar sólo algunos minutos por partido y luego retirarme; mucha gente me lo pidió, porque nunca me vio jugar en Primera”.
El primer diagnóstico, del kinesiólogo Pablo Noguera, que lo atiende de su lesión en la rodilla, fue demoledor: “No podés jugar en el estado en que estás. Sólo podés pararte en la cancha. Con la pierna con artrosis en la rodilla no podés patear y tampoco con la otra, porque no vas a poder apoyarte. Es totalmente desaconsejable que juegue a ese nivel una persona de 47 años; peor alguien con un ojo menos y con una severa afección en una rodilla”.
Pero su pasión por el fútbol y por su club lo llevaron a no detenerse: “Le están tocando la cola a un león”, declaró cuando el kinesiólogo hizo público su contundente diagnóstico. El DT Carlos Abraham lo quiere; el presidente de Huracán, Gonzalo Peralta, también.
En las primeras prácticas de esta temporada, el preparador físico, el rosarino Gonzalo Silvestre, se sorprendió: “La verdad es que no lo conocía y nunca había oído hablar de él porque no soy de Arrecifes, pero realmente estoy sorprendido. Su estado físico es bueno para la edad que tiene y su calidad futbolística es decididamente brillante. Habrá que cuidarlo de los golpes y buscarle un lugar en la cancha donde no tenga mucha fricción. Eso lo tendrá que decidir el técnico, pero sin dudas es una incorporación totalmente positiva para el equipo. Hasta ahora no lo vi dar mal un pase”.
El fútbol arrecifeño espera con mucha expectativa el regreso a las canchas de este personaje de 47 años. Se calcula que el día de su debut, irá a la cancha el doble de público que asiste habitualmente, sólo para verlo a Donnola. En la Cuna de Campeones, donde el automovilismo es el deporte más convocante, Guille está dispuesto a discutirle ese privilegio por un tiempo.