Año 2019. Una mujer te ofrece un televisor para comprar. Te dice que es el mejor del mercado, que como mínimo te va a durar cuatro años funcionando perfecto. Te lo muestra, te lo describe, te lo recomienda por todos los medios posibles.
La mujer, que teóricamente sabe de televisores, te convence. Lo comprás.
El televisor arranca funcionando lindo y se ve bastante bien durante el primer año. Después empieza a fallar y te das cuenta que no es lo que te vendieron. Funciona mal y a veces ni se ve. Compraste por cuatro años y estuviste tres sin ver casi nada, con una imagen horrible.
Le reclamás a la vendedora y dice que ella no tiene nada que ver con lo que te vendió. No se hace cargo.
Lo sorprendente es que hoy, 25 de mayo de 2023, la misma vendedora vuelve a ofrecerte otro televisor para comprar por otros cuatro años. Y vos estás a la espera de que te lo recomiende para reemplazar al que ella misma te vendió y no funcionó, y no se hizo cargo…
Si te engañan una vez, puede ser por error, por culpa de la vendedora o de tu inocencia o buena fe. Si te estafan dos veces de la misma manera y la misma persona, ya es responsabilidad tuya.
Podés comprar el televisor que quieras pero elegilo vos. ¿O vas a caer de nuevo?