Beatriz Caamaño, presidenta de la comisión de la Sociedad Española, habló este jueves en Radio Zero (100.3) sobre el grave problema que sufre la centenaria entidad ante la orden de remate del edificio que libró el juez de Paz de Capitán Sarmiento, Dr. Eduardo J. Bourdieu.
“Ya no sabemos qué más hacer. Hace años que venimos peleando por salvar este edificio y lo único que encontramos son piedras y piedras en el camino. Muchos desde la política se han acercado y han prometido, pero después nadie cumplió… Este juez tampoco nunca ha tenido en cuenta nuestros argumentos. Ahora el Concejo Deliberante le envió una nota informándole que el edificio fue declarado patrimonio histórico, pero no creo que tampoco le importe mucho al juez de Sarmiento”, relató Betty con desconsuelo.
Respecto del origen del problema que envuelve a la Sociedad Española, esta luchadora mujer descargó su bronca: “Con esa financiera y la actividad de usura que desarrollaban amparados en el manto del nombre de la Sociedad Española, nos han hecho un desastre. No les importó nada, ni poner en riesgo este edificio por el que tanto trabajaron nuestros abuelos, de muchos de los que ahora nos están escuchando en Arrecifes. ¡Tengo unas ganas de dar los nombres y apellidos!, pero los abogados no me lo permiten. Hay mucha gente de Arrecifes, que se hace la acongojada por la situación de la Española, que nos ha hecho juicio y que busca el remate para beneficiarse. No tienen la intención de darnos la posibilidad de arreglar de a poco la deuda que reclaman; hay un claro negocio inmobiliario detrás de todo esto. Hay acreedores que les han vendido la deuda a sus abogados. Y, reitero, muchos de ellos son de Arrecifes”, se descargó la presidenta de la entidad.
“Tengo una impotencia enorme, no sólo por la injusticia que se está queriendo cometer sino también por la ofensa a nuestros antepasados, a nuestra historia, a inmigrantes que han luchado tanto por construir esta sociedad. Ojalá Dios nos ayude. No puedo seguir hablando, disculpen…”, cerró Betty quebrando en llanto. Triste, muy triste.