Como viene ocurriendo en los últimos años, cada vez que el intendente Daniel Bolinaga presenta el presupuesto municipal en el Concejo Deliberante, la oposición comienza a tejer maniobras de todo tipo para no aprobarlo.
Esto mismo ocurrió ahora, ante el tratamiento en el Cuerpo legislativo de la Ordenanza Fiscal e Impositiva 2013 (parte complementaria del presupuesto).
El Ejecutivo la envió al Concejo, pasó a la comisión de Presupuesto y allí los concejales que la integran empezaron a trabajar sobre ella. La oposición pidió algunas modificaciones, que el presidente del Cuerpo, Marcos Pernicone (también integrante de esta comisión), gestionó con el Municipio para aplicarlas. Con todo más o menos consensuado, parecía que se iba a aprobar sin mayores problemas.
Pero el miércoles, en la última sesión, salieron dos despachos diferentes de la comisión de Presupuesto. Uno, el que firmó Pernicone, con las modificaciones pedidas por la oposición, y otro presentado por Germán Olaeta, detrás del cual se alinearon sus colegas opositores.
Esto generó un sinfín de discusiones en el recinto, con críticas de la oposición al oficialismo y una firme reacción de Pernicone, quien se molestó mucho porque dijo no entender cómo en la comisión se habían puesto de acuerdo y en el recinto salían con otra cosa. El tema se trabó tanto que el miércoles se pasó a cuarto intermedio hasta el jueves a las 20.
Antes de pasar a cuarto intermedio, y como el tema estaba empantanado, los concejales del oficialismo tomaron la decisión de apoyar el dictamen de Olaeta. En definitiva, no era muy diferente del otro y la Municipalidad necesita que se apruebe la Ordenanza Fiscal e Impositiva para seguir funcionando con normalidad. Pero Olaeta se dio cuenta e, increíblemente, pidió retirar su propio proyecto. ¿Por qué? Porque lo que quería no era imponer su proyecto sino no aprobar ninguno, para complicar, nomás.
Lo que quería hacer Olaeta no está permitido, ya que los despachos ya estaban siendo tratados y no se pueden retirar. Se pueden aprobar o no, pero no retirar. Y con la misma discusión se volvió al recinto el jueves, en la reanudación de la sesión.
Olaeta insistió en retirar su despacho; se le explicó que no se puede. El radical Carlos Mondino salió en su apoyo, casi desesperado, para que no se apruebe nada. Pero los intentos del ridículo fueron infructuosos.
Se necesitaba la mitad más uno de los concejales para aprobar uno de los dos despachos. La oposición tiene esos votos, pero estaba claro que no querían aprobar nada sino complicar al Intendente. El Frente para la Victoria no los tiene (es minoría) y en ese camino no sería aprobado nada.
Pero ocurrió algo impensado, una jugada muy inteligente del oficialismo. Se sometieron a votación los dos despachos y el oficialismo votó por el de Olaeta. A esos seis concejales se sumaron los dos de Unión-PRO: Walter Maseda y Roberto Donnola, consiguiendo la mayoría.
¿Por qué estos dos ediles de la oposición votaron en conjunto con el oficialismo? Simple. Porque Olaeta les había pedido que apoyen su despacho y después los dejó pagando al pedir retirarlo. Como no se pudo, ellos siguieron con la misma postura: votar el de Olaeta, que no fue votado ni por el mismo Olaeta,
La Ordenanza Fiscal e Impositiva 2013 quedó aprobada y sin las modificaciones acordadas entre la oposición y el oficialismo. Mejor aún para el Ejecutivo. Todo por querer embarrar la cancha y no tener la habilidad suficiente para hacerlo.