Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la principal causa de muerte a nivel mundial, a pesar de que el 80% de ellas podrían prevenirse, según reflejan los datos evaluados en 204 países y territorios sobre los factores de riesgo cardiovascular modificables y su contribución a la carga de morbilidad.
Dentro de este panorama, la Argentina es uno de los países con mayor porcentaje de decesos por esta causa por cantidad de habitantes. Y no es extraño si tenemos en cuenta que las principales causas de ECV son el estrés, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, los riesgos alimentarios y la contaminación atmosférica.
La situación de nuestro país no colabora en absoluto para disminuir estos riesgos. Si hablamos de estrés, la mayoría de los argentinos lo sufren. Problemas económicos, inseguridad, inestabilidad laboral y otros tipos de exigencias y traumas para sostener una familia, hacen que el sistema nervioso se altere con facilidad.
La hipertensión arterial puede generarse también por el estrés, además de la mala alimentación, la falta de tiempo de descanso y de actividad física y demás.
Todo está encadenado. Hoy la gran mayoría de los argentinos no se alimenta como debe sino como puede. El dinero no alcanza para elegir qué comer y así se consumen alimentos para nada saludables, lo que provoca los “riesgos alimentarios”.
No sólo hay desnutrición sino malnutrición. Y en los niños y adolescentes en su etapa de desarrollo, esto puede condicionarles su vida, sus órganos, sus huesos, sus músculos y hasta su capacidad de pensar y su inteligencia.
Así, además, se han agravado los problemas odontológicos y la prematura pérdida de piezas dentales. ¿Por qué? Por mala alimentación y falta de cuidados correspondientes.
Las malas administraciones políticas no sólo afectan el bolsillo de los argentinos y deterioran su calidad de vida. A esta altura, ponen en serio riesgo también la salud. Y no todos toman conciencia de la gravedad de esta situación.
El deterioro de la necesaria y correcta intervención del Estado en la sociedad, está llevando a nuestro país a mostrar índices de naciones subdesarrolladas en aspectos básicos.
Desde educación, prevención de enfermedades, alimentación, trabajo de calidad, seguridad, descanso, acceso a medicamentos y atención médica, cuidado del medioambiente, todo sigue en caída y afecta directa o indirectamente la salud.
Sin lugar a dudas, la Argentina se ha tornado en un país absolutamente insalubre.