“Me siento mal porque no logré rescatarlo. Lo tuve en mis brazos y la corriente nos arrastraba a los dos, hasta que él se desmayó y se hundió. La imagen me ronda todo el tiempo por la cabeza y me reprocho si no pude hacer más para salvarlo, pero puse hasta el último esfuerzo. Ya me iba yo también con él”, relata Guido D’alonzo, un chico de 21 años, la dura experiencia que le tocó vivir en la madrugada de este martes intentando sacar del agua del río a Federico Flores (22), el joven que sigue siendo buscado.
En Radio Uno (107.1), describió el difícil momento: “Yo estaba en la orilla del río, detrás del Circuito Costanero, tomando tereré con una amiga, cuando empecé a ver un gran movimiento, a gente que corría hacia el lugar donde estábamos nosotros y gritaba ‘¡Fede, Fede, párenlo!’ Alumbramos con los celulares, porque estaba muy oscuro, y vemos la cabeza de un pibe que estaba siendo arrastrado por la corriente. Lo seguí por la orilla hasta que decidí tirarme al agua”, cuenta Guido, quien reconoce que recién ahora está elaborando lo sucedido porque “pasó todo muy rápido”.
“Comencé a nadar y pude llegar hasta él. Lo agarro y trato de arrastrarlo hasta la orilla, pero la correntadada estaba muy fuerte y él era muy pesado, bastante más grande que yo de cuerpo, que soy chiquito. Él no hacía mucha fuerza porque se nota que no estaba en buen estado, apenas tiraba unos manotazos leves. Es más, le mantenía yo la cabeza fuera del agua.
La corriente nos siguió arrastrando y llegó un momento en que no había más orillas, era todo barranco en los bordes del río y ya no se veía nada.
En un momento el chico dejó de hacer movimientos y se hundió como una piedra. Yo todavía lo tenía agarrado bajo el agua y seguía tratando de llevarlo hasta la orilla, pero se hundía cada vez más y yo ya no tenía más fuerzas. Me di cuenta de que si lo seguía agarrando me iba a hundir yo con él, así que lamentablemente no pude más y tuve que soltarlo”, relata Guido la dramática situación.
“Con la poca fuerza que me quedaba nadé hasta la orilla y me agarré de una rama de un árbol que colgaba del barranco. Me quedé sujeto ahí hasta que vino una pareja y tiró una soga para treparme y sacarme. Mientras tanto, traté de seguirlo con la vista pero no lo vi más”, añade.
Reconoce que no pensó ni dudó a la hora de tirarse al rescate de Federico: “Lo venía siguiendo por la orilla y veía que ya nadie llegaba a rescatarlo, por lo que no dudé y me tiré. Siento impotencia porque lo tuve en mis brazos y si él podía hacer algo de fuerza y no se desmayaba, quizás habríamos logrado llegar hasta la orilla. Me pone muy mal no haberlo logrado, es muy fuerte que un chico se hunda y se ahogue delante de uno. La verdad es que me siento muy mal, pero no pude hacer más; me iba yo también si seguía, estaba todo oscuro y ya no había ni orillas. Me asusté mucho en ese momento”, confesó.