Gimnasia y Esgrima de Pergamino es mucho más que un gran equipo. Es un club enorme que está cumpliendo 100 años y, para ejemplificar a quien no lo conoce, equivale aproximadamente a la suma de todos los clubes arrecifeños.
Más de mil deportistas practican a diario diversas disciplinas: fútbol, hockey, vóley, rugby, yudo, tenis, natación, ajedrez, entre otros. Y por supuesto básquet, donde ha obtenido grandes logros a nivel provincial.
El Lobo, realmente, es un grande de verdad. Por eso no se merece lo que ocurrió en la noche de este lunes en el tradicional gimnasio Atilio Saint Julien, ubicado en calle 11 de Septiembre a metros de Plaza Merced, donde se jugó la última fecha de la fase regular del Torneo 100 Años del Club Gimnasia. Y precisamente el campeonato de la Asociación Pergaminense de Básquet lleva su nombre. Mucho menos merece mancharse.
El local perdió su segundo partido en cuatro días ante el “humilde” Ricardo Gutiérrez de Arrecifes, cargado de pibes nacidos en el club y de ilusiones. Gimnasia no esperaba la amplia derrota que sufrió en nuestra ciudad el último jueves, cayendo por 87-68, y mucho menos volver a ser vencido en su casa, esta vez por 67-73. Así, el Tricolor le ganó la Zona A y lo mandó a jugar los playoffs. Pero todo terminó mal.
Los manotazos entre los jugadores que adelantaron el final en los últimos segundos (generados por los locales), si bien no son justificables pueden entenderse como producto de las altas pulsaciones, de la calentura que se pasa en unos minutos. Son todos colegas. También las discusiones entre hinchas, como parte del folclore y que tampoco trascienden a mayores. Lo que no se comprende bajo ningún punto de vista es la agresión dirigencial.
Desde los últimos minutos, un grupo de dirigentes y allegados a Gimnasia, encabezados por su propio presidente, buscaron “pelear” a todo quien se le cruzara. Gente grande, muy grande en algunos casos. El propio titular del Lobo cruzó la cancha en pleno partido para obligar a agregarle algunos segundos al juego, producto que a los de la mesa de control se les “había escapado el reloj”. También insultaron y acosaron a los árbitros, presionándolos a que “cobren un foul”. Y luego, finalizado el partido, amenazaron a jugadores y familiares del Tricolor y a periodistas: “No filmen, acá no se jode, de acá no se van”.
Uno de ellos subió a las tribunas a querer trompear a un hincha visitante. Otro echó del club a mujeres arrecifeñas que estaban esperando en la puerta del vestuario. A la salida, contagiados por sus dirigentes, simpatizantes tomaron piedras para agredir a los tricolores que se querían retirar en paz.
Es básquet, es un juego, es un resultado. Si bien Ricardo Gutiérrez se metió en el cuadrangular final, Gimnasia aún sigue en carrera y puede lograrlo también si supera los playoffs. Pero así no lo consiga, el Lobo tiene 100 años de exitosa historia y la va a revalidar. Es un club muy grande para dirigentes con estas condenables actitudes. Seguramente hoy estén arrepentidos. Ojalá.