¿Por qué salen tantos pilotos de Arrecifes? Es la pregunta que se hacen en el ambiente automovilístico de toda la Argentina, y también en otros países. ¿Qué tiene Arrecifes, una ciudad tan chica con tantos y tan buenos corredores?
Y la conclusión es que en La Cuna de Campeones nacen por parto natural, siguiendo una línea genética y hereditaria.
Esto viene desde hace muchísimo tiempo, pero la historia reciente de la pasión por el automovilismo tiene un ícono indudable, que es Luis Rubén Di Palma. Él parió naturalmente a José Luis, Patricio, Marcos y Andrea como pilotos. José Luis hizo lo propio con Josito y Stefano; Patricio con Dino; Marcos con Tomy; Andrea con Juan Cruz, porque los demás descendientes parecen no inclinarse por el automovilismo.
El nacimiento de Tim Pairetti como piloto también es natural de su padre, Carlos. Lo mismo que el de Valentín Aguire parido por Gastón. O de Juan Cruz Álvarez con el Tano y de Juan Tomás Catalán Magni con Julio, “El Pingüino”.
Y así podríamos seguir, porque Agustín Canapino es tercera generación de fierreros, aunque su abuelo y su padre (Alberto y Alberto) tienen raíz como preparadores.
“Papá Fontana”, como se autodenominaba el inolvidable Héctor, padre de Norberto, también siempre estuvo involucrado en el automovilismo como sponsor y propietario de autos. Lo mismo que Jorge Aguirre, el abuelo de Valentín, quien de joven además intentó en el motociclismo.
Y así hay tantos ejemplos más, y muchos no tan conocidos. Pero la prolífica ciudad no se detiene.
El último fin de semana, por caso, Mateo Fontana (27/02/2016)giró en un karting en el Circuito Costanero de Arrecifes con cuatro años. Fue parido en este deporte por su padre, Norberto, quien además contagió a su sobrino Nicolás Trosset. Dentro de unos años, Fontanita seguramente pasará a presentarse él como “Papá Fontana”, cuando acompañe a Mateo a los autódromos.
La familia Di Palma, en tanto, está a punto de inaugurar su cuarta generación puesto que Valentino (13/12/2015), hijo de Josito, ya tiene su primer kart, también con cuatro años. Y por otra parte Tomy, hijo de Marcos pero tercera generación, a los tres ya aceleraba en un cuatriciclo.
En Arrecifes los nenes siguen naciendo con nafta en las venas. Y es una “enfermedad” que afortunadamente no tiene cura.