El arquero de Sarmiento de Zárate, Cristian Sánchez, cometió una insólita acción que derivó en su expulsión en la segunda mitad del complemento. Con la pelota en sus manos, y aprestándose a sacar del área, le arrojó un golpe a Agustín Lobato. Penal y expulsión.
Pero lo peor del 1 zarateño vino después. Estuvo más de 5 minutos discutiendo con el árbitro Federico De Luca, negándose a abandonar el campo de juego. Luego, cuando salió, siguió peleando con todos y no quería irse al vestuario. Se la agarró con uno de los jueces de línea, quien tuvo que pedirle a la policía que lo sacara. El personal policial tampoco lograba convencerlo de irse a los vestuarios, y cuando amagaban a tomarlo de un brazo, Sánchez respondía violentamente. Más uniformados se acercaron al arquero mientras el línea insistía que se lo llevaran y, cuando lo quisieron hacer, el arquero le arrojó una trompada a un policía. Los efectivos intentaron reducirlo y se produjo una bataola, con el resto de los jugadores de Sarmiento a las piñas contra las autoridades. Un caos.
Y lo más insólito de este desastre fue que el árbitro chivilcoyense no expulsó a nadie más y tampoco informó al arquero más allá de su inconducta al momento de la expulsión. Por ello no se inició ninguna causa contra el arquero, pese a que les pegó a los policías que se le cruzaban, con quienes luego se disculpó en los vestuarios al ver que podía terminar preso.
Veremos qué escribe sobre estos incidentes el árbitro en la semana.