Primero fue el alcohol en gel, después el alcohol común, la lavandina y todo lo que pudiera escasear. Pero la falta de cigarrillos en esta pandemia llevó al extremo el abuso y el descontrol en la comercialización de los mismos en Arrecifes.
Más allá de kioscos que reciben paquetes de sus habituales proveedores y los venden a precios razonables, se ha generado un mercado negro de cigarrillos en nuestra ciudad donde parece ser que todo está permitido.
Se ofrecen cigarrillos de segundas marcas desde domicilios particulares, por redes sociales, pidiendo hasta $ 1.000 por un combo de tres atados, como Red Point o Dolchester, por ejemplo, cuando en el mercado legal cuestan $ 70 cada uno.
Tampoco se sabe de dónde provienen, quién los trae a Arrecifes ni cómo entran, teniendo en cuenta que no están permitidos los viajes.
Está claro que los cigarrillos no son un producto esencial, pero los fumadores, las personas adictas al tabaco, que lamentablemente lo necesitan (como otras necesitan de psicofármacos), se ven casi “obligadas” a recurrir a este mercado ilegal.