Tatiana Caro era menor de edad cuando mataron a Fernando Báez Sosa, fue testigo del hecho y tuvo la valentía y el compromiso de presentarse a declarar delante de los ocho acusados, ahora con sólo 19 años.
La joven declaró este jueves en la cuarta jornada del juicio por el crimen de la patota de rugbiers y se convirtió en un ejemplo de humanidad y valor.
Algunas de las frases de Tatiana, fueron:
“Cuando entré a la sala y tuve a los ocho acusados ahí, y a sus familia, pensé en si esta bien lo que yo estaba haciendo; pero me fui con un saludo y agradecimiento de Silvino y Graciela (sus papás) y se me fueron todas las dudas. La paz de sus papás va a ser la justicia que estos asesinos merecen”.
“No sabés cómo va a reaccionar esta gente. Me amenazaron. Recibí mensajes que tenga cuidado, que no se iban a responsabilizar por sus acciones. No me dan miedo, ¿qué me pueden hacer? Esto de dar entrevistas es decisión mía, quiero que escuchen lo que pasó. No voy a callarme hasta que se haga justicia”.
“Tengo hermanitos que viven en el mismo mundo en el que mataron a Fer, y quiero que esto no ocurra más”.
“En un momento era pegarle a una bolsa de papas, Fer. En el único momento que lo pude visualizar su cara era una zapatilla marcada, estaba toda lastimada”.
“Los veo y me dan asco. Te miran con ese aire de superioridad y soberbia, como si nada hubiera pasado. Supongo que ya sabrán lo que les espera”.
“Veo la actitud de los padres, que están mal… Pero convengamos que la crianza de un hijo viene de la casa. Pero después de lo de Fernando empezó a saltar un montón de gente que decía que no era la primera vez que eran pibes violentos. Esto de esos padres es decirles a sus hijos ‘tomá plata, andate de vacaciones, jodé, divertite… después arreglamos todo como se puede, ponemos carita triste y ya está”.
“La frase que nunca voy a olvidar es cuando uno de ellos dijo ‘quedate tranquilo que yo a este negro de mierda yo me lo llevo de trofeo’. Estaban idos. Se fueron y regresaron. Se tenían que sacar las ganas de matar”.
“Vi como mataban a Fer. No tuvo oportunidad de defenderse ni dejaron que lo salvaran sus amigos. Le patearon directamente la cabeza cuando estaba inconsciente”.
“Todos los aniversarios le llevo rosas blancas a Fer. Me quedó una marca muy grande”.