Ricardo Gutiérrez se quedó con el primer juego final del Apertura 2018 de la Asociación Pergaminense de Básquet al derrotar a Gimnasia y Esgrima por 62 a 56. El miércoles se juega la revancha en casa del Lobo.
Dicen que la confianza mata al hombre. Y esta vez no mató también al Lobo, pero lo hirió.
Gimnasia llegó este lunes a jugar la primera final en Arrecifes demasiado confiado, hasta con rasgos de soberbia. Gutiérrez arrancó ganando y cerró el cuarto inicial con una diferencia de 18 a 10, pero eso no preocupaba a los triperos. “Si este equipo nos mete 50 puntos, hay que echar al técnico”, repetía un periodista partidario. “Son horribles. Peor no podemos estar jugando y apenas nos llevan seis puntos”, se escuchaba en el banco visitante.
Es cierto que Gimnasia tiene un plantel más rico que Ricardo Gutiérrez, que trabajan en forma profesional y que cuentan con varios jugadores rentados. Aparte, compite a nivel provincial. Pero el Tricolor es consciente del poderío de su rival y por ello salió a poner todo, a luchar con uñas y dientes y también con inteligencia. Y mientras el temible Lobo los subestimaba y culpaba (e insultaba) a los árbitros, los humildes chicos arrecifeños se iban al descanso ganando 29 a 22.
Era probable, como decían los visitantes, que “estos muertos” (como también calificaron al Trico) no alcanzaran a convertirle 5o puntos. También que Gimnasia siguiera jugando mal. Pero esa fue la propuesta de Renzo Picarelli: buscar un partido cerrado, friccionado, de poco goleo, porque si le das espacios a los triperos seguramente no te va a ir bien.
No obstante, el Lobo apareció en el tercer cuarto y mostró algo de su potencial, cuando creció Giuliano Marelli y comenzó a desequilibrar, acompañado por algunos destellos del bien controlado Pablo Danloy. Fue el peor momento de Gutiérrez, que entró en una laguna, erró todo lo que no había errado en la primera mitad y por primera vez quedó abajo en el marcador: 33-39 para arrancar el cuarto definitorio.
Luego de unos pocos minutos en los que parecía que el partido se iba (Gimnasia ganaba por ocho), llegó la resurrección tricolor. Y para ello fue fundamental el carácter de Javi Bóveda, conduciendo, lanzando desde la línea, desde larga distancia y también penetrando hasta el tablero, para anotar en un par de ocasiones entre medio de los grandotes.
Adrián Di Lenarda volvió a ser importante, lo mismo que Gabi Oddi con sus triples y la conocida potencia y entrega de Ramiro Sáenz y Cuca Meregalli. Todos ellos, empujados por un público que desbordó el “Chopo Montardit”.
Ricardo Gutiérrez logró una victoria valiosísima ante un rival de jerarquía. Pero nada está dicho aún. Hay que ir el miércoles a jugar como visitantes, donde Gimnasia es claro favorito. No obstante, en el peor de los escenarios ya tenemos la definición asegurada en casa, el viernes. El Tricolor mantendrá la humilidad, el sacrificio y la inteligencia de un equipo amateur, joven, que conoce sus limitaciones. El Lobo, creemos, ya no subestimará a Caperucita.