“No podemos hacer nada”, es la respuesta que reiteradamente reciben de las autoridades de Arrecifes los vecinos víctimas de robos, según manifiestan en este diario. El argumento es que “son menores”.
Faltan efectivos policiales en nuestra ciudad y patrulleros parados, hay permanentes roces entre los responsables de la seguridad y los delitos siguen en aumento. ¿Reacción a este problema? Ninguna.
Dentro de la inseguridad también se puede incluir la nocturnidad, violenta y descontrolada en las calles los fines de semana. Tampoco hay respuestas.
Algunos establecimientos educativos siguen con problemas de calefacción, inconveniente que se sufre desde hace dos años. Se las arreglan como pueden. No hay noticias de qué hace la Municipalidad con los millones y millones de pesos que recibe por mes del Gobierno de la Provincia para invertir en educación.
No hay una oferta educativa de nivel superior en Arrecifes más allá de la docencia y de la Tecnicatura en Enfermería, sin que se haya generado absolutamente nada en la última década cuando todas las ciudades de la región tienen y variadas.
La salud pública, pese a la enorme voluntad que pone la mayoría del personal del Hospital Municipal, profesionales, personal de enfermería y maestranza, también es un descontrol. Si tenés suerte, agradecés la atención recibida y si no, las consecuencias son serias. El estado del nosocomio local y su funcionamiento dejan mucho que desear.
El tránsito es un desastre, aunque en esto tenemos la mayor responsabilidad los ciudadanos. De parte de las autoridades, nada. No hay un programa serio, no hay acciones, o al menos intentos efectivos por mejorarlo. Lo único que hacen son multas por estacionamiento y/o secuestro de vehículos con fines recaudatorios.
No existe tampoco política alguna de generación de puestos de trabajo ni de medioambiente. El basural está colapsado, se pide que los vecinos separen los residuos y luego los mezclan y los tiran todos juntos o los queman. Las plantas depuradoras de líquidos cloacales funcionan a medias o directamente no funcionan; la mierda va directamente a un río totalmente contaminado.
Tampoco hay políticas deportivas. El Estado municipal en este sentido se maneja con entrega de subsidios arbitrarios, a quienes se les ocurre. Hay clubes que reciben muchísimo dinero y otros, poco o nada.
La injerencia política municipal en el fútbol es muy grande, hasta tomando decisiones por encima de la Liga. Y así está el fútbol local, cada día más desmembrado y frágil.
No hay políticas serias de atención de las adicciones ni de salud mental. En este último aspecto, a veces ni hay ni siquiera asistencia adecuada muchas veces. Y las adicciones crecen sin parar y sin control.
Las obras públicas, ya se sabe por qué y para qué se ejecutan; la mayoría de ellas son innecesarias y se llevan fortunas de la plata del pueblo.
Así podríamos seguir con áreas municipales que sí funcionan, aunque son las menos.
En las próximas elecciones no es necesario optar por un cambio de nombres; es imprescindible decidir un cambio de rumbo, cualquiera sean los que lo ejecuten. Arrecifes se ha convertido en la ciudad de la zona norte de la provincia de Buenos Aires que menos ha progresado en los últimos años; es más, ha retrocedido. Si no cambiamos esto rápidamente, puede ser muy tarde.