Guillermo Dónnola sufrió esta madrugada el 12º robo en su cancha de fútbol 5 ubicada en Ricardo Gutiérrez y Pedro Sardi. En esta oportunidad le llevaron pelotas de fútbol, mercaderías y dinero en efectivo, entre otros elementos.
Los delincuentes ingresaron a la conserjería luego de romper (aparentemente con una maza, porque de otra forma no pueden) una pared para sacar las rejas de una ventana. Esa misma ventana, del lado de adentro, tiene otra reja que también rompieron. Tienen que haber trabajado con tranquilidad durante mucho tiempo para concretar semejante destrozo.
Guille ya colocó rejas dobles en las ventanas, alambrado con púas, alarmas, candados; más medidas de seguridad no puede tener.
La indignación del querido ex futbolista viene desde hace tiempo, por la increíble reiteración de robos que sufre, la cantidad de reclamos que realizó y sin tener ninguna respuesta. Y hoy explotó:
“Ahora salgo yo a buscar a los chorros, no me importa nada. Ya estoy jugado porque me arruinaron de nuevo. Trabajo para que me roben, fundirme y arrancar de nuevo cada tanto. Ahora tengo que pedir plata prestada para arreglar todo esto de nuevo y volver a poner la cancha en condiciones, para que luego de un tiempo vuelvan a hacerme lo mismo. Trabajo para perder. Todos saben que vivo al día, que me rompo el culo todos los días hasta pasadas las 12 de la noche para llevar un peso a mi casa. No es justo. Y lamento decirlo, pero nadie hace nada”, se descargó.
“Ya salí a buscar uno que me robó una vez. Lo fui a buscar a la casa. No puedo nombrarlo porque no tengo pruebas y lamentablemente el perjudicado voy a ser yo si lo hago, porque este país es así: siempre ganan los chorros, no la gente honesta. Pero ahora me voy a encargar yo mismo porque no tengo seguridad ni respuestas; estoy absolutamente desprotegido. De todas las veces anteriores que me robaron, vino la Policía Científica, tomaron huellas y demás; pero nunca encontraron a nadie ni me devolvieron nada. Jamás.
Yo no soy guapo ni mucho menos, soy una persona tranquila, pero son ellos o yo, y no voy a permitir que me sigan arruinando a mí y a mi familia. Me dicen que si les hago algo o si electrifico las rejas voy a ir preso yo; pero no me importa nada, ya estoy jugado. No me dejan otra salida”, agregó Guille cargado de bronca e impotencia.
Las autoridades sostienen que el lugar donde está ubicada la cancha es “una boca de lobo, una zona peligrosa”. Es cierto. Pero la culpa no es de Donnola. Ese lugar es parte de Arrecifes y merece seguridad como cualquiera. Si no, ¿la solución sería que un buen tipo, honesto, humilde y laburador tenga que cerrar y dejar de trabajar? No lo creemos.