Ya es conocida la notoria mala reacción que el intendente de Arrecifes, Javier Olaeta, tuvo luego de perder las PASO de Juntos por el Cambio contra Fernando Bouvier, el pasado 13 de agosto. El mismo lunes 14, ni bien arribó al Palacio Municipal, decidió dejar de cumplir muchos servicios, suspendió eventos, recortó combustible para la policía, eliminó asistencias sociales y horas extras del personal, entre otras medidas extremas.
Así, se ha hecho evidente un lamentable estado de abandono de la ciudad, especialmente en limpieza y mantenimiento pero también en seguridad pública, lo que preocupa mucho a los vecinos ante la reiteración de robos que, párrafo aparte, no son informados.
La “venganza” de Olaeta hacia el pueblo que decidió no elegirlo en esta oportunidad, como sí lo hizo dos veces anteriores, llegó al extremo de que esta semana la Municipalidad de Arrecifes prácticamente no trabajó.
Esto no incluye a los empleados municipales, que son lo mejor que tiene cualquier gestión de gobierno local, quienes siguen cumpliendo sus labores pese a que las autoridades les están inclumpliendo sus derechos y salarios.
Por la misma información pública que emite la Municipalidad, en la última semana, la única actividad de esta gestión fue la entrega de una bandera de ceremonias a la Escuela Secundaria de Todd, efectuada por el mismo intendente en su despacho. Nada más.
Pasaron más de dos meses desde las elecciones primarias y aún falta un mes y medio para el fin de la gestión, el 10 de diciembre. Cuatro meses con Arrecifes prácticamente a la deriva. Muchos integrantes de esta administración municipal merecían otro final, digno y con la cabeza en alto, porque hay funcionarios que han sido responsables, honestos y han puesto lo mejor de sí.