El barrio privado Santa Clara, ubicado en un sector de Villa Sanguinetti, en calles Vistali y Centeya, cercano a la autopista 8, volvió a ser escenario de un violento y temerario asalto, que por poco no terminó el tragedia.
En octubre de 2023, una mujer y su hija adolescente que residen allí fueron sorprendidas en horas de la tarde por un grupo de cuatro delincuentes que ingresaron a robar a su casa, hecho que concretaron luego de reducirlas.
Más reciente en el tiempo, en abril de este año, otra familia del mismo barrio fue violentamente asaltada por otro grupo comando (vestidos de policía), golpeando a algunos de sus integrantes, atándolos y esposándolos y baleando a su perra.
Ninguno de estos hechos se esclareció y, lamentablemente, en la medianoche de este martes se produjo el tercer robo de similares características en otra vivienda del complejo Santa Clara donde reside un matrimonio y sus dos hijos. La secuencia fue realmente de terror.
Estando la familia descansando, tres delincuentes irrumpieron en la casa tras entrar al barrio por el campo, evitando el ingreso principal. En medio de la oscuridad, encapuchados y portando armas de fuego y linternas, apuntaron a una menor de 15 años que justamente estaba realizando una videollamada con su novio. El chico, por la comunicación, advirtió la emergencia y dio aviso a sus padres, que de inmediato llamaron al 911 y a otra familia del barrio que conocen, mientras uno de ellos se dirigía al lugar.
Entretanto, los malvivientes, muy violentamente, reducían a la familia atándolos de pies y manos y exigiéndoles dinero. A los chicos, de 15 y 12 años, los “tiraron” en la cama de sus padres, amenazándolos si no les entregaban más dinero del que tenían en las billeteras.
Avisado un vecino, que también fue asaltado recientemente, salió de su casa para ver si necesitaban ayuda en momentos en que arriban dos policías saltando por un portón y disparan para el lugar donde se encontraba este hombre, pensando que era un ladrón. Ya los gritos de desesperación invadieron el barrio. En total se escucharon ocho disparos.
La situación confusa y de terror fue aprovechada por los delincuentes para escapar, llevándose el dinero que pudieron robar y unas alhajas.
La gente del barrio, que volvió a vivir una noche dramática, exige seguridad: “Con todo lo que nos pasó, cada vez estamos peor. Hasta que no maten a alguno de nosotros no van a parar”.











