(VIDEO) El violento asalto con modalidad tipo golpe comando que sufrió en un departamento del barrio cerrado Apart Club San Pedro una pareja sampedrina, integrada por el reconocido periodista deportivo Alejandro Arnelli y la empleada municipal Mariela López, puede haber tenido un blanco específicio y no eran ellos. Ocurrió el último fin de semana.
De acuerdo a los testimonios recogidos por la Justicia para la investigación del caso, todo indica que los delincuentes sabían a qué iban, tenían datos respecto de qué querían robar y a quién.
En el complejo de lofts donde los ladrones entraron tras ingresar al predio por un portón lateral donde no hay garita de seguridad no viven muchas personas de manera permanente. De hecho, la mayoría suelen estar disponibles para turistas. Algunos, como el de la propia pareja asaltada, están alquilados de manera permanente para personas que tampoco necesariamente residen allí.
La Justicia sospecha que los delincuentes que entraron a robar fueron a buscar a un joven empresario oriundo de la ciudad de Arrecifes que suele ir cada tanto al departamento que alquila, usualmente acompañado.
Como dijo la vecina del barrio privado Apart Club San Pedro Mabel Prado, que reside en una de las viviendas que están ubicadas en otro sector del predio, los delincuentes ingresaron por un portón lateral donde no hay garita de seguridad.
Una vez dentro, buscaron al agente de seguridad que suele hacer la ronda para verificar que todo esté bien. A él fue al primero que abordaron, encapuchados y armados.
Al departamento de Arnelli y López llegaron con el guardia, que tocó la puerta y llamó por el nombre a Mariela. Cuando abrió la puerta, el empleado de seguridad estaba apuntado con un arma. Eran seis delincuentes. Cuatro entraron y dos se fueron rumbo a la garita del acceso principal.
Adentro del loft, maniataron a Alejandro Arnelli y al guardia. A Mariela López no la ataron. Le pidieron que se cambie de cama y como estaba en ropa interior, el que daba órdenes les pidió a sus cómplices que se dieran vuelta para no verla. Él también se puso de espaldas.
Mientras tanto, en la garita tenían al otro guardia. Incluso recibieron un llamado telefónico: desde otro departamento escucharon voces, gritos y muebles que se corrían de lugar. Quien los atendió les dijo que no se preocuparan, que llamarían a la policía. Era exactamente 1.36 de la madrugada. Además del departamento donde estaban los asaltantes, no había otra luz en el complejo.
A la pareja les robaron anillos y otras joyas. Cuando abrieron el alhajero se dieron cuenta sin dudar qué era de valor y qué no. Les pedían dinero en efectivo. En el lugar había dinero de la recaudación del servicio de desayunos y meriendas para turistas y una caja con el pago del alojamiento para otros propietarios del Apart Club.
También se llevaron una mochila con efectivo que tenía Arnelli. Encontraron la caja fuerte con la que todos los departamentos están equipados y se enojaron porque nadie sabía la clave para abrirlos. Estaban preparados: en un bolso tenían herramientas para abrir la caja fuerte, que estaba vacía.
Mientras revolvían todo, preguntaban por “el de Arrecifes”. El joven empresario oriundo de esta ciudad alquila uno de los lofts, pero en otro sector.
Todo indica que se equivocaron de zona. Incluso los ladrones llegaron cuando al predio arribaba un automóvil blanco, del mismo color al que supuestamente conduce el arrecifeño.
Los ladrones estuvieron 35 minutos dentro del departamento de Arnelli y López. Eran robustos, estaban vestidos con ropas similares a las que utilizan las empresas de seguridad, que por cierto suelen ser semejantes a las de las fuerzas, pero sin insignias ni marcas visibles y utilizaban armas con puntero láser, con las que apuntaban en la cabeza a las víctimas del robo.
Según consta en el expediente, las víctimas consideraron que tenían “buen léxico”. Si bien el robo fue violento en la medida en que los maniataron y hasta les propinaron algunas patadas, siempre se dirigieron a las víctimas prácticamente sin gritar y con buenos modales. “Quédense tranquilos, que no les va a pasar nada”, les decían. Pero les exigían dinero.
Del predio se fueron caminando, de la misma manera en la que entraron. Al guardia y a Arnelli los habían maniatado con cordones de calzado. Luego, antes de irse, reforzaron con sábanas. Cuando llegó la policía, no habían dejado rastro alguno.
En el resto del predio, los vecinos del consorcio no se enteraron sino hasta que amaneció y vieron la presencia policial. “Acá nunca pasó nada, es la primera vez”, dijo una de las vecinas del Apart Club San Pedro.
Fuente: La Opinión de San Pedro