En la calle Matheu al 200 de Todd se construyó un edificio cuyo terreno se habría comprado en un remate judicial. El mismo cuenta con seis departamentos que son alquilados a otros tantos inquilinos. Obviamente cuenta con servicios como luz eléctrica y hasta gas natural.
Hasta aquí, no habría problemas.
El tema es que el inmueble no cuenta con pozos suficientes para descargar las aguas servidas de esos departamentos y todo es derramado sobre un terreno sin más, sin ningún tipo de tratamientos. Acá ya empiezan los problemas.
Y los inconvenientes se agravan teniendo en cuenta que esas aguas servidas (pis y caca, para ser más claros) invaden el terreno de una vivienda vecina, lo que hace intolerable la situación de esa familia que habita en Todd desde toda la vida.
Pero hay más: cuando los vecinos fueron a reclamar a la Municipalidad, el predio figura como terreno baldío, sin ningún tipo de edificación y a nombre del dueño original, anterior al remate.
Esta familia ya se cansó de reclamar y no tiene respuestas, ya que ese edificio en los papeles no existe, por ello decidieron hacer pública la situación ante la incomodidad de tener que vivir así, la intolerancia al olor nauseabundo que deben soportar y la permanente existencia de seis inodoros descargando los deshechos en su patio.
Las preguntas son: ¿Cómo se puede construir sin ningún control y ningún registro? ¿Cómo le conectaron la luz y el gas a un edificio “que no existe”? ¿Cómo puede existir tanta impunidad de joderle la existencia a vecinos a los que nadie les da respuestas? Los interrogantes quedan abiertos.