En medio de un sinfín de comentarios sobre los condenables incidentes ocurridos en el último Superclásico, en La Bombonera, en lo que seguramente será recordada como una vergüenza histórica, vale recordar también otro momento inolvidable (de los lindos) en la historia de los Boca-River, fundamentalmente porque tiene que ver con Arrecifes.
Para muchos boquenses fue el gol que más gritaron en un Superclásico. Fue el 29 de septiembre de 1996, en La Bombonera, cuando un vibrante choque entre xeneizes y millonarios terminaba 2 a 2… Hasta que en el cierre del partido, ya en tiempo de descuento, en el área de River se levantó la inmensa figura de Hugo Romeo Guerra ganándole en el salto nada menos que a Ayala, Berizzo y Sorín para darle el triunfo a Boca por 3 a 2.
Fue el famoso “nucazo” que no fue nucazo, sino que el uruguayo y arrecifeño por adopción le dio con el parietal derecho conectando el centro enviado por el también arrecifeño Mauricio Pineda para meterla contra un palo y dejar sin chances al Mono Burgos, para el delirio de una Bombonera desbordada de público, incluido nada menos que Diego Armando Maradona saltando de felicidad, en cueros, en uno de los palcos.
Fue ante un River de lujo en el que jugaron, entre otros, Enzo Francescoli, el chileno Marcelo Salas, Ariel Ortega, Leo Astrada, Juampi Sorin, Eduardo Berizzo, la Bruja Berti y Marcelo Gallardo.
Si bien Guerra metió casi cien goles en su carrera, quedó en la historia de Boca y de los superclásicos por aquél épico gol. Pasaron casi 19 años y hoy, ya retirado y lejos de los flashes, dedicado al automovilismo en el taller de su concuñado Julio Catalán Magni, cada vez que se juega un Boca-River el bueno de Hugo recibe llamados de los medios para revivir ese momento que los boquenses (y también los riverplatenses) nunca olvidarán.