Actualmente, la planta de Granja Tres Arroyos de Capitán Sarmiento enfrenta una situación crítica en términos de exportación. Según fuentes, el 80% de su base de desarrollo se destina a la exportación y solo el 20% (o menos) al consumo interno.
Sin embargo, según lo publicado por el portal Bosco Producciones, debido al estancamiento del valor del dólar, exportar ha dejado de ser conveniente. Anteriormente, la empresa se beneficiaba del aumento del dólar, ya que esto incrementaba sus ganancias. En la actualidad, aunque no operan con pérdidas, sus ingresos no alcanzan los niveles esperados.
En cuanto al pago de salarios, la planta de Sarmiento han comenzado a desglosar las quincenas en varias partes. Lo habitual sería abonar el total de la quincena en un solo pago dentro de los cinco días hábiles posteriores al cierre del período (habitualmente el 5 o 6 de cada mes). Sin embargo, en la actualidad están dividiendo el pago en dos o tres partes.
EL SINCERICIDIO DE LA EMPRESA
De acuerdo a lo informado por el medio de San Antonio de Areco sobre la justificación que hace Granja Tres Arroyos de sus “problemas económicos”, resulta una curiosa confesión. La empresa reconocería que su negocio no se basa en la producción y la competitividad sino en la especulación financiera. O sea, trabajar con costos locales (incluidos los sueldos a sus trabajadores) y vender a un dólar caro, beneficiándose con las sucesivas devaluaciones.
En línea con lo argumentado, la solución para Granja sería que la Argentina continúe su proceso devaluatorio, y consecuentemente inflacionario, perjudicando a la enorme mayoría de la población para que determinado sector empresario/exportador vuelva a tener grandes ganancias.
Esto explica un poco por qué los precios en general son caros en el mercado interno argentino, ya que sus formadores ansiaban un valor del dólar a $ 2.000 o más y comercian en torno a ello.