La licenciada en genética Yamila Herrero es autora de un estudio que descubrió las secuelas en la fertilidad femenina en personas que tuvieron Covid-19. Su trabajo fue aprobado y será publicado en revistas científicas a nivel mundial.
“Esto arrancó en mayo de 2020, en cuarentena, con un cambio en el grupo de investigación. Había subsidios en Argentina para estudios vinculados con el Covid-19, pero dada la emergencia no nos presentamos ya que había otras prioridades, fundamentalmente el desarrollo de vacunas, de tests de diagnóstico, etcétera”, arrancó contado la arrecifeña de 27 años en RADIO UNO (107.1).
Herrero forma parte de un equipo de investigación del Instituto de Biologia y Medicina Experimental, dirigido por la Dra. Fernanda Parborell, dependiente del CONICET. En Arrecifes egresó de la Escuela Normal, luego desarrolló su carrera en la UNNOBA y ahora está perfeccionándose en la UBA, todos establecimientos de educación pública.
“En empresas farmacéuticas extranjeras se empezó a destinar dinero a evaluar el efecto de Covid-19 en distintos órganos. La farmacéutica Ferring (que desarrolla hormonas para estimular a las pacientes que se someten a fertilidad asistida) seleccionó el proyecto de nuestro laboratorio para evaluar el impacto de este virus en la fertilidad femenina. Fue así que empezamos a reclutar muestras de pacientes de fertilidad asistida de cuatro clínicas en noviembre de 2020”, continuó Yamila.
Y describió el procedimiento: “Al hacer la punción en el ovario para obtener los ovocitos (se llama así a los óvulos cuando se encuentran dentro del ovario) de las pacientes, además de obtener estos ovocitos se obtiene el líquido en el que se encuentran inmersos (fluido folicular); la composición del fluido folicular refleja la fase de desarrollo de los ovocitos y su calidad. Una composición de ese fluido alterada se asocia con una función reproductiva reducida.
Tuvimos 2 grupos experimentales: por un lado, fluido folicular de pacientes recuperadas de Covid (con PCR positiva) no hospitalizadas y por el otro, muestras de pacientes que no habían tenido Covid, lo que nosotros llamamos grupo control”.
La genetista amplió relatando que “primero nos centramos en estudiar este fluido que rodea al ovocito y su composición. Una de las cosas que evaluamos es el factor de crecimiento del endotelio vascular, que es el protagonista para desarrollar los nuevos vasos. Queríamos saber si en estas muestras ese factor estaba afectado. En los líquidos que rodean a los ovocitos de las pacientes recuperadas de Covid-19 estaba disminuido, lo que nos indica que la vasculatura del ovario podría no encontrarse en un estado optimo”.
Ya más técnicamente, añadió que “en este contexto de pandemia se habló mucho de citoquinas y tormenta de citoquinas, que son moléculas que pueden inducir inflamación (en el caso de las proinflamatorias) o antiinflamatorias, las que producen el efecto contrario. Una citoquina clave en el proceso de ovulación es la citoquina Il-1?, y se encontraba fuertemente disminuida en los fluidos que rodean al ovocito de las pacientes recuperadas de Covid, por lo que podría estar afectada la ovulación en estas pacientes.
Medimos los anticuerpos IgG anti proteína spike del virus (spike es la proteína que usa el virus para unirse a la célula que va a infectar). La Dra. Andrea Gamarnik, que diseño “COVIDAR”, el kit para medir anticuerpos IgG, muy gentilmente nos donó los kits para evaluar si en los fluidos foliculares de esas pacientes recuperadas de Covid había anticuerpos IgG contra el virus. Y nos sorprendimos, ya que la mayoría de los profesionales con los que consultamos nos decían que seguramente no íbamos a encontrar esos anticuerpos en esos fluidos. Fuimos los primeros en reportar este resultado. ¿Qué hacen esos anticuerpos ahí? No lo sabemos aún. Es normal encontrarlo en sangre, pero no en el líquido en el cual se incuba el ovocito”.
La conclusión a la que se llegó es que “cuando vimos la cantidad ovocitos que se habían recuperado en las pacientes que superaron el Covid-19, nos encontramos que en aquellas pacientes con mayores niveles de anticuerpos se habían recuperado un menor número de ovocitos, ya sea totales como ovocitos maduros. Por supuesto gracias a las historias clínicas de las pacientes que nos brindaron las clínicas.
Como no podemos ver qué pasa en el ovario de las pacientes, usamos herramientas que tenemos en el laboratorio para mimetizar las condiciones en las que se encuentra el órgano. En el ovario, se requiere de dos puntos fundamentales para que un ovocito sea de calidad: vasos sanguíneos que lo nutren y las células de ovario que rodean el ovocito y lo nutren también (células de granulosa).
Tenemos dos líneas celulares en el laboratorio que nos permiten mimetizar estas condiciones tan claves para estudiar el ovario. Una de ellas es la línea endotelial (células de la capa más interna de los vasos sanguíneos) que usamos para evaluar cómo afecta ese fluido a las células de vasos sanguíneos. En resumen, vimos que la vasculatura está afectada ya que observamos que se afecta la migración, el movimiento de las células que es un proceso clave para la formación de vasos.
También incubamos células ováricas (células de granulosa), que es una forma indirecta de evaluar lo que pasa en las células que rodean y nutren al ovulo cuando están en contacto con estos fluidos de las pacientes.
Tanto en células del ovario y como en las de vasos sanguíneos vimos que cuando se las incubaba con los fluidos de pacientes recuperadas de Covid-19 aumentaba el daño en el ADN de estas células”.
En lenguaje más llano, Herrero aclaró que “es importante destacar, para las parejas que buscan un bebe de forma natural o por medio de fertilidad asistida, y se recuperaron de Covid-19, que el mensaje no es nada apocalíptico.
El ovario tarda en recuperarse, como cualquier tejido. Lo bueno del ovario es que tiene alta tasa de recuperación. Lo bueno es contar con esta información para tener paciencia; puede ser que ese embarazo tarde más en llegar de lo que hubiese llegado de forma natural si no hubiesen estado expuestos al virus”.
Para finalizar, se encargó de resaltar que “hay que dejar bien en claro que las vacunas no afectan la fertilidad; sí lo hace la infección. Todos debemos vacunarnos, incluso las embarazadas. Las vacunas son buenas, lo malo es infectarse con el virus”.